Granada, plató de Eurovisión
El patio de los neones ·
Que si un andamio, que si Madonna fingiendo que es Madonna, que si gana un tipo con una balada que parece un balido. De poco o de nada sirve si Portugal nos da algún punto o si los Erasmus les asestan rentabilidad a los honores del estado para algoFernando Fedriani
Lunes, 20 de mayo 2019, 01:32
La noche en la que comprendí Eurovisión tenía en una mano el teléfono móvil y en la otra un vaso chato de vino tinto. Creo ... que era Muñana, pero no lo recuerdo. Lo otro era Twitter. Porque estamos en la era de las redes sociales. A pique de no saber ya vivir sin contarlo, sobrevivíamos a la madrugada de un sábado cualquiera con la esperanza de poder contarla. Las paradojas de entonces siguen siendo las paradojas de ahora. Y fue, en aquella noche, cuando comprendí el verdadero Festival. El sentido de Eurovisión no es el euroescepticismo, tampoco lo es la envidia que nos despierta que los países nórdicos se lleven tan bien entre ellos, será por lo blanquitos que son todos. El sentido no es la música, ni los bailes. Eurovisión es la noche de los memes. Que España no se lo tome en serio parece comprensible. Pero me sorprende, y mucho, que países que dicen tener unos resultados en el informe PISA trepidantes, se sigan tomando en serio lo que no deja de ser ya una mera parodia de sí mismo.
Que si un andamio, que si Madonna fingiendo que es Madonna, que si gana un tipo con una balada que parece un balido. De poco o de nada sirve si Portugal nos da algún punto o si los Erasmus les asestan rentabilidad a los honores del estado para algo. Abajo, muy bajo, como marca la tradición y la marca España. Comienzo a ver cómo prosigue el debate eterno sobre si debemos seguir yendo. ¿Y si nos olvidamos de esto para siempre? Estaría bien. Dejar de perder. Simplemente aceptar que no encajamos, hartos ya de que nos rechacen. Eurovisión es como aquella chica pija que siempre me decía que no. Pero yo lo intentaba porque siempre pensaba que una noche tonta podemos todos tenerla. Pero ella nunca la tenía. Y Europa tampoco.
Ah, un momento. Que detengan el vodevil. Majestuosa, frente a cientos de millones de personas, si es que los eurofans pueden ser considerados personas, irrumpe excelsa e inmortal la estampa de todas nuestras patrias. Ni los puntos escuché, la virgen. Con lo bonita que estaba de fondo, lo mismo daba que hubiese quitado el volumen de la televisión. ¡Vale, lo dejamos estar por este año! Si solo sirve para que en los televisores de la vieja Europa refulja la imagen de La Alhambra, merece la pena regresar a Eurovisión.
En cualquier caso, me consuelo, siempre nos quedarán los memes.
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