Diría que no sé de dónde lo han sacado, pero sí que lo sé. Los responsables del trazado urbanístico de Granada son unos verdaderos visionarios. ... Se les ha ocurrido que apostar por una potente decoración navideña puede atraer turismo. Seguramente pretenden que el encendido del alumbrado se convierta en un verdadero reclamo para los turistas que, en caso de conseguirse, vendrían ex profeso para ver cómo la ciudad se pone bonita en los días previos a las fiestas navideñas. Cuanto más vistosas sean las guirnaldas, más personas vendrán a verlas, parecen pensar. Y seguramente el objetivo sea también decorar las principales arterias para focalizar en ellas el trasiego de los turistas.
También se les ha ocurrido la maravillosa idea de poner una pelota de luces en mitad de Puerta Real. Con eso se pretende que los turistas se hagan fotografías desde dentro de la estructura. Así en la panorámica se verá en una toma envolvente toda la esfericidad de la que es capaz una cámara de estas modernas, pero también los rostros atónitos de los turistas. Quedará genial en Instagram. Granada… y la enorme bola. Y el turista dentro de la enorme bola. Y todo estará lleno de luces, parecen decir. Para que todo el mundo asocie Granada con las luces de Navidad.
Pero han tenido otra idea, todavía mejor. Y no sé de dónde lo han sacado, aunque seguramente sí que lo sé. Están poniendo una noria gigantesca. Aunque la idea inicial es que fuese una estructura temporal, también para celebrar la Navidad, alguien ha pensado que podría quedarse fija. Porque como los vecinos de El Salón no tienen bastante turismo ya, siendo la parada oficial de la mayoría de autobuses turísticos, benditas criaturas que pagaron por sus pisos en algunos casos medio millón de euros, por si no fuese poco, tendrán también las colas de la noria. Y muchos más japoneses haciéndose fotografías. Y lo tendrán durante todo el año.
Más luces. Una bola de luces. Una enorme noria desde la que hacerse fotos. Tres propuestas, y ninguna es original.
Las tres ideas las tuvo Málaga antes y las tuvo mucho antes. Pero Granada no es Málaga y nunca lo será mientras siga tratando de copiar las ideas de otros, sin aportar soluciones nuevas. Porque no merecemos una ciudad que calque los modelos ajenos, pues Granada debería ser su propio diseño, su propuesta propia.
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