La carretera de Sierra Nevada: 90 años después, la solución sigue sin llegar
Granada Futuro
Viernes, 1 de agosto 2025, 23:05
El 15 de septiembre de 1935, solo unos meses antes de ser fusilado, el ingeniero jefe de Obras Públicas Juan José Santa Cruz inauguró una ... de las infraestructuras más ambiciosas de su tiempo: la carretera más alta de Europa, que unía la ciudad de Granada con las Alpujarras atravesando Sierra Nevada. Su visión no era solo técnica, sino también territorial: un eje que conectaba la ciudad con la montaña, la montaña con la costa, y que abría una vía de comunicación clave para vertebrar la provincia y generar oportunidades. Casi un siglo después, aquella gran carretera sigue siendo indispensable… pero sus problemas fundamentales siguen sin resolverse.
Recientemente, la Junta de Andalucía ha presentado el llamado 'Proyecto de mejora integral y paisajística de la carretera A-395 de acceso a Sierra Nevada'. Desde Granada Futuro valoramos positivamente que por fin se preste atención institucional a una vía estratégica para el turismo, el deporte, la ciencia, la movilidad y el desarrollo de la provincia. Y celebramos que haya una implicación directa de la consejera Rocío Díaz, conocedora de la estación y de su importancia para Granada.
Sin embargo, y como ha ocurrido demasiadas veces, el proyecto ha nacido sin una escucha real al sector privado ni a los profesionales que mejor conocen la montaña. Se ha planteado sin una visión estructural del territorio y vuelve a caer en errores de planteamiento que comprometen su eficacia.
Uno de los puntos más llamativos es la actuación número 1: la construcción de un itinerario peatonal que se presenta como la «solución definitiva» para mejorar el acceso a Pradollano. Cuesta creer que esta sea la gran apuesta. En días de máxima afluencia, quienes caminan por los márgenes de la carretera no lo hacen por gusto, sino por necesidad. Lo hacen porque se permite aparcar en los arcenes, incluso cuando no existe arcén alguno, obligando a los peatones a desplazarse entre coches y tráfico con evidente peligro. Lo hacen porque los aparcamientos son insuficientes, y los existentes resultan caros y mal dimensionados. La experiencia de llegar a Sierra Nevada, en días clave de la temporada, es en muchos casos una odisea que roza lo inaceptable.
El problema no es la falta de aceras, sino de plazas de aparcamiento y de gestión del tráfico. Hace más de dos décadas, los empresarios de Sierra Nevada ya propusieron soluciones realistas y razonables: crear nuevas bolsas de aparcamiento en la zona de la urbanización y construir un aparcamiento subterráneo bajo la plaza de Pradollano. Ninguna administración respondió a esa propuesta. El resultado lo vemos cada invierno: atascos monumentales, coches dando vueltas durante horas y visitantes frustrados por una experiencia que no se corresponde con un destino de calidad.
Y sin embargo, la solución está ahí desde 1936. Existe una carretera alternativa: el tramo final de la antigua A-4025, conocido como la carretera de las Sabinas, que podría habilitarse como vía de descenso. Si se hiciera, se podría organizar un sistema de sentido único en días de máxima afluencia: ascenso por la A-395 y descenso por la A-4025. No haría falta una gran inversión, solo voluntad y coordinación institucional. Se aliviaría el colapso, se ganaría seguridad y se mejoraría la experiencia de acceso a la estación.
Otro aspecto del proyecto actual es la construcción de dos aparcamientos disuasorios: uno en La Higuera y otro en El Dornajo. En total, 330 turismos y 45 autobuses. De nuevo, parecen medidas desconectadas de la realidad. ¿Son suficientes esas plazas para una estación que llega a superar los 10.000 visitantes en un solo día? ¿Por qué se colocan tan arriba, cuando lo lógico sería habilitar zonas de estacionamiento más próximas a la ciudad, antes de que el tráfico se adentre en la montaña? Tampoco se explica con claridad quién asumirá la gestión de estos aparcamientos, cómo funcionarán las lanzaderas, qué garantías tendrán los trabajadores de la estación, los escolares o los clientes de hostelería que necesitan llegar con puntualidad. Y, sobre todo, no se ha publicado ningún informe técnico que justifique la ubicación y viabilidad de estos aparcamientos.
Lo positivo es que existe una voluntad de actuar. Pero si no se rectifican algunas decisiones clave, corremos el riesgo de perder una nueva oportunidad para resolver un problema que arrastramos desde hace décadas. Se ha optado por intervenciones parciales, sin una estrategia de conjunto, y sin pensar que la carretera a Sierra Nevada es mucho más que una vía de acceso: es una arteria fundamental para el turismo, la economía local, el deporte de élite, la ciencia –recordemos que el Observatorio del Pico Veleta depende de su mantenimiento–, y también para la vida de miles de granadinos que viven o trabajan en la montaña.
El año que viene se cumplen 90 años desde que Juan José Santa Cruz culminó aquella carretera imposible. Hacerle justicia no consiste solo en recordarlo, sino en entender que su proyecto fue ambicioso, integrador, moderno. Hoy, su legado nos sigue marcando el camino. No se trata de trazar un paseo. Se trata de abrir, de una vez, una vía real hacia el futuro de Granada.
* José Mª Aguilar, Ing. de Caminos, empresario; José Bigorra Arquitecto; Nicolás Castilla, Dr. Ing. Agrónomo; Luis Curiel, Empresario; Salvador Curiel, Economista, consultor; Salvador Frutos, Economista; Fernando Girón, Ing. de Caminos, empresario; Emilio Gómez Villalba, Ingeniero Industrial; Emilio Herrera, Arquitecto; Enrique de la Higuera, Abogado, Vpdte. Asoc. Empresarios Sierra Nevada; Carlos Infanzón, Ing. Industrial; Juan Miguel Mtnez. Cañavate, Empresario; Fernando Mir, abogado; Manuel Morales Fdez., Abogado; Fco. Martín Recuerda, Economista; Juan José Nievas Aranda, Ing. Industrial; Segismundo Nogueras, Ing. Agrónomo, empresario; Miguel Ángel Palanco, Licenciado en Derecho; Javier Piñar; Ignacio Pozo; Jaime Riera, Ing. de Caminos, funcionario; Ángel Rguez. Aguilera, Arqueólogo; Agustín Ruiz Robledo, Catedrático universidad; José Luis Santana, Abogado; Manuel Sola, Empresario; Miguel Valle, Arquitecto.
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