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Sin Granada no hay Andalucía

Tribuna ·

La voz de todas las instituciones y organismos tiene que oírse fuerte y clara, no aceptaremos discriminación alguna

Manuel Pezzi

Sábado, 30 de enero 2021, 23:18

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Seguro que les parecerá presuntuoso el título de este artículo de opinión, firmado además por un granadino, pero déjenme explicarle el porqué de esta provocación. ... Durante siglos, desde la Reconquista, el nombre de Andalucía se utilizaba para una parte de la región, con el reino de Granada en la otra. Esta división se adaptó, terminada la llamada Reconquista, con los cuatro reinos, Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Posteriormente, vemos propuestas o cartografías que utilizan la terminología de Andalucía Alta y Baja, Oriental y Occidental, Bética y Penibética. El motrileño Javier de Burgos en 1833 intentó terminar con el debate, con su división provincial de España, en la que señalaba que Andalucía la conformaban las ocho provincias actuales. Sin embargo, por citar algunos referentes más próximos, en la Constitución Federal de la Primera República en 1873, se señala que componen la nación española, los estados de Andalucía Alta y Andalucía Baja… Y más recientemente, cuando se celebra la Asamblea Regionalista en Córdoba en 1933, los representantes de Granada estuvieron en contra de aceptar el Estatuto andaluz propuesto, defendiendo la permanencia de Andalucía oriental, retirándose incluso de la asamblea, posición a la que se unieron Jaén, Almería y Huelva. En el tardofranquismo existía el Consejo Económico y Social de la Penibética (Málaga, Granada y Almería) y divisiones de todos los tipos según se organizaba el espacio militar, universitario, agrícola, comercial, etcétera. Muerto Franco serán las diputaciones provinciales las que intentan, no sin reticencias, una mancomunidad de las ocho provincias andaluzas y la elaboración de un plan director (PDTC) para el conjunto de la región. Será, sin embargo, la Asamblea de Parlamentarios andaluces, constituida tras las elecciones generales de 1977, cuando se acuerde apostar de nuevo por una única región, con ciertas discrepancias por parte de representantes de Granada y Almería. La manifestación unitaria y multitudinaria del 4D de 1977 pareció cerrar las diferencias, que quedaron ahormadas cuando el Gobierno Suárez aprobó el régimen preautonómico en 1978. Tras las elecciones municipales, el referéndum del 28F aclaró el panorama por el apoyo masivo de la ciudadanía a una única Andalucía, volviéndose a ratificar en el referéndum del Estatuto de Autonomía y en las primeras elecciones autonómicas de 1982, que dan lugar al primer Parlamento de Andalucía y al primer Gobierno presidido por Rafael Escuredo. Estos hitos históricos recientes terminaron de cerrar el consenso en torno a la creación de una comunidad autónoma en Andalucía, con el máximo techo competencial, con respaldo popular. Ahí se crea, de verdad y por primera vez en la historia, Andalucía como entidad política con capacidad propia de autogobierno. Los picapleitos podrán poner nubarrones en el épico recorrido realizado, pero todo él fue acordado en las Cortes Generales democráticas y Andalucía como CCAA, no tiene tara alguna o defecto estructural en su conformación, por carencia de denuncia o sentencia del único órgano que podía haberla puesto, el Tribunal Constitucional por recurso ante él.

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