El grafiti que no podemos perder(nos)
El patio de los neones ·
Fernando fedriani
Granada
Lunes, 11 de febrero 2019, 23:57
Hace pocos minutos he firmado una petición en Change.org para solicitarle al Ayuntamiento de Granada que le conceda a Raúl la posibilidad de restaurar, ... como él desea, uno de sus primeros murales. Si hace unos años me hubiesen dicho que me pronunciaría a favor de un grafiti, no me lo hubiese creído. Él me enseñó a amarlos. Sin embargo, lo más increíble de todo es que ya ha llegado a la mayoría de edad una mirada tan tierna. Hace casi dos décadas se alzó una nueva presencia en el Barranco del Abogado. No se trata de un grafiti más, quizá porque hemos compartido muchos momentos relevantes a su lado. Para muchos simboliza una época, nuestra visión primera de nuestra ciudad, pues lleva muchos giros dándonos la entrada en el Realejo al sortear La Escoriaza. Ese niño, creado por El Niño de las Pinturas, ha ido perdiendo color y brío, aunque su mirada cabizbaja no ha claudicado, no ha soltado ni un ápice de su expresividad.
No, no puede perderse. Ya perdimos la jirafa cablejera, pero estamos a tiempo de salvar este. Ahora recuerdo algo bellísimo que me contó Raúl la primera vez que hablé con él. «Si los habitantes de una ciudad mueren, si no perduran sus historias, ¿cómo podemos pretender que sus manifestaciones artísticas sean eternas?». Una obra diseñada por un ser efímero, me dijo él, viene a ser efímera. Por eso me reconoció que estaba acostumbrado a ver caer sus muros. De hecho, la inscripción que aparece en aquel arcano dibujo dice: «y haciendo cosas que rompo para arreglarlas y volver a romperlas paso mi tiempo». Está acostumbrado a perder de vista sus obras, sin duda, pero sé que le da pena que nos quedemos sin esta. Eso sí, ahí radica la paradoja: el arte urbano cambia al ritmo al que la ciudad misma troca, pero algunas veces residir debe implicar resistirnos.
Ha de caer, sí. Porque es un sinsentido restaurar un grafiti. Sin embargo, ¿y si le cogemos cariño? ¿Y si necesitamos seguir viéndolo y viviéndolo? Son muchos los que han besado, orinado, soñado o amado a la ciudad frente a la mirada baja de ese niño. Somos muchos los que hemos compartimos confidencias y quimeras universitarias a través de sus líneas. Somos muchos los que hemos visto caer muchas de sus obras. Sin embargo, somos muchos los que ahora nos resistimos frente a la necedad de perder esta. Casi quinientas personas hemos firmado ya la petición, pues algo de nosotros se moriría con su caída.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión