Gracias por el compromiso de los farmacéuticos
Tribuna ·
La pandemia ha revelado que la profesión farmacéutica es esencial para el sostenimiento de la vida y la salud de los ciudadanosViernes, 17 de julio 2020, 01:29
La Junta de Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, integrada por estudiantes, profesores y personal de administración y servicios, atisbando el final de ... esta primera y dura lucha contra el virus, desea compartir con la sociedad algunas reflexiones que pretenden poner en valor a los profesionales sanitarios menos mediáticos pero igual de necesarios y carismáticos que el resto: los farmacéuticos.
Nuestra sociedad ha vivido y sigue experimentado uno de sus capítulos más trágicos de los últimos años. Muchas vidas truncadas, naciones enteras paralizadas, usos y costumbres desnaturalizados, modelos de vida y sociedad puestos en entredicho, moldes seculares cuarteados. Sin embargo, es en esta realidad cambiante y tumultuosa (como ocurre con frecuencia en la ciencia) donde se vislumbran las mejores cualidades de nuestra sociedad, lo que permanece y lo que flaquea, cuáles son sus propiedades y funciones vitales, dónde están las fortalezas y cuáles son las principales debilidades.
La pandemia ha revelado algo inherente a la profesión farmacéutica: es esencial para el sostenimiento de la vida y la salud de los ciudadanos. Las farmacias han hecho las veces de puntos de atención sanitaria sustitutivos de los focos infecciosos en que se habían convertido los hospitales. Esta red asistencial, con más de 22.000 establecimientos en el territorio nacional, se ha demostrado clave como factor de resiliencia de nuestro Sistema Nacional de Salud. Solo ahora, que hemos vivido la mayor catástrofe sanitaria en cien años, ha quedado demostrado, sin ápice de duda, el valor incalculable de estos centros en la red de asistencia a la salud.
Los farmacéuticos, como todos nuestros sanitarios, no han detenido su actividad ni en los peores momentos, se han jugado la salud para servir a sus conciudadanos: prueba elocuente y dolorosa de ello es la casi veintena de farmacéuticos fallecidos a causa del coronavirus y los más de tres centenares de contagiados. Nos corresponde a nosotros, los profesores encargados de formar a estos profesionales, poner en valor la grandeza de esta profesión entregada, silenciosa, discreta, olvidada, constante y muy necesaria.
Los farmacéuticos comunitarios realizan una función que va más allá de la dispensación del medicamento. Su labor se centra en el paciente. Lo que a priori parece una conversación del farmacéutico despachando con los usuarios, en realidad constituye una primera aproximación a la salud de los ciudadanos esencial.
Los farmacéuticos auscultan sin fonendo, observan el estado general del paciente, preguntan por sus condiciones físicas, sensaciones y dolencias. No son preguntas de cortesía; son evaluaciones profesionales de un cuadro médico primario. A raíz de estos datos informan sobre las distintas opciones, hacen recomendaciones y ajustan la medicación observando con regularidad los resultados en el estado de sus pacientes.
Junto a estas tareas profesionales, también desempeñan una labor social y humana importantísima de atención a las personas mayores en muchas ocasiones abandonadas a su soledad, resolviendo sus incertidumbres, ofreciendo los consejos necesarios en el estado de alarma, aplacando miedos y tranquilizando a los más vulnerables. Uno de los ejemplos más claros de esta labor social de nuestros farmacéuticos ha sido el rol ejercido en la campaña contra la violencia de género 'Mascarilla 19' convirtiéndose en el punto de contacto para realizar una denuncia.
Tampoco debemos olvidar la encomiable tarea realizada por los que han trabajado en los servicios de farmacia de hospitales o los farmacéuticos militares. Han demostrado su profunda vocación de servicio.
La labor de los farmacéuticos no termina aquí. Hoy el mundo entero sigue depositando muchas de sus esperanzas en nuestros profesionales, de cuyo desempeño y capacidades dependen las vidas y el bienestar de tantas personas. Farmacéuticos investigadores que trabajan sin descanso en la búsqueda de una vacuna que nos devuelva a la auténtica normalidad. Farmacéuticos que desarrollan y diseñan los ensayos clínicos de medicamentos, para que pasemos de un mes de UCI, a un par de semanas de hospitalización. Farmacéuticos que preparan los kits para la detección del virus, que evitarán que contagies a tus seres queridos. Farmacéuticos que prepararán las plantas de producción para que la vacuna llegue a todos tan pronto como esté disponible. En definitiva, farmacéuticos que junto con otros profesionales, conforman la avanzadilla de esta batalla, observando el terreno, equipando a las tropas, saboteando al enemigo.
Nosotros los hemos formado, les hemos aportado las herramientas para ser los profesionales que hoy son, nos hemos esmerado en inculcarles la pasión y el compromiso que requiere esta profesión y estamos convencidos de que se involucrarán en cualquier actividad y tarea en la que se les que se les necesite y, más pronto que tarde, resolverán esta situación. Son nuestros profesionales, estamos seguros de que están totalmente preparados y confiamos en ellos absolutamente. Últimamente pocas cosas están siendo fáciles, pero sabemos que darse por vencido nunca es una opción para ellos.
La Facultad de Farmacia como institución quiere agradecer a la profesión farmacéutica todo su conocimiento, esfuerzo, dedicación y trabajo incondicional por la salud de todos en esta pandemia. Gracias por ser esa mano amiga que en tantas ocasiones ha proporcionado la confianza y fuerza para continuar adelante.
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