Gracias, Almuñécar
De Buenas Letras ·
Rogué al ayuntamiento –mejor será decir a su alcaldesa– el arreglo de la calle que se tuvo a bien dedicar al insigne poeta Antonio MachadoArcadio ortega muñoz
Jueves, 14 de marzo 2019, 00:36
Ser agradecidos, es de bien nacidos», dice la sabiduría popular, perfectamente acrisolada en los tantos refranes que con solo utilizar sus muletillas podríamos expresarnos los ... nativo, y lo que es más importante, y sin más palabras, entendernos siempre entre nosotros. Y la frase va, porque rogué al ayuntamiento de Almuñécar –mejor será decir a su alcaldesa– el arreglo de la calle que se tuvo a bien dedicar al insigne poeta Antonio Machado en esta noble, leal, preciosa y encantadora ciudad, hace ya varios años, porque aún estaba virgen y abandonada: sin pavimentar, ni rótulo que la identificara, ni limpieza por parte del servicio correspondiente y mi ruego ha sido atendido. Por ello, utilizando este mismo espacio, y con el debido respeto y consideración que me inspira cualquier ciudadano que asume la responsabilidad de un cargo público por servicio a los demás y amor a su ciudad, pergeño estas frases.
Olga Ruano, la concejal de Cultura, en un sencillo whatsapp, me anunció que mi reivindicación –esa fue la palabra empleada– la llevaría al JGL –luego me enteré que son las siglas de la junta local de gobierno–, y heme aquí que hace unos días ha sido pavimentada con mortero la calle dedicada al ilustre vate, se ha encargado una placa con su nombre para la esquina de entrada y el servicio de limpieza ya la tiene en consideración.
Almuñécar merece ornar lo que la naturaleza ofrece en tierras fértiles, temperatura inigualable, mar azul y cielos soleados, completando con el esfuerzo humano una grácil y esplendorosa ciudad, llena de calor, de vivacidad, de seriedad y pundonor, pudiendo ser –y lo es– un ejemplo de armonía y buen hacer de sus ciudadanos, en un lugar donde se insertan, sin esfuerzo alguno, numerosos grupos de personas pertenecientes a España y a otros países, que han escogido para su vejez, en la mayor parte de los casos, y para su descanso vacacional otros tantos, este lugar paradisiaco que asimiló la civilización fenicia, la romana, la visigoda, la árabe y la cristiana, absorbiendo todas sus vicisitudes como propias, hasta configurar un ente uniforme y armonioso para disfrute de propios y extraños, con un paisanaje que no desmerece del paisaje, donde nadie es extraño y todos son admitidos.
Con ello, y con la última limpieza, asfaltado y pintado para plazas de aparcamiento en los lugares que es posible, el barrio de Fígares, donde en su corazón está ubicada la calle dedicada a Machado, tan cerca al centro de la ciudad y de la mar, ha quedado aceptable para visita pasajera y encomiable para sus habitantes, que viven en calles dedicadas a Pablo Neruda, Manuel de Falla, Miguel Hernández, Luis Morell, Antonio Machado y Ángel Ganivet. Aunque esta última, Ángel Ganivet, luce letrero en uno de sus extremos dedicado al pensador granadino –fallecido en Riga, como se sabe–, y en el otro extremo luce rótulo de cerámica con 'calle escultor Antonio González', sin que tal nombre aparezca en el callejero de la ciudad, ni la historia del arte universal ni local conozca a ningún escultor González, si bien, me dicen, la referencia responde al propietario del edificio donde está instalado. Supongo que el Ayuntamiento lo corregirá, eliminando los equívocos que a veces se producen.
Por eso, hoy, agradezco que se haya atendido mi solicitud, y aprovecho para felicitar a Cultura por la programación tan excelente que nos brinda durante todo el año, a la biblioteca municipal por el sigilo, orden y eficacia que acrisola, y a todo el pueblo de Almuñécar por la sosegada armonía con que acoge a todo aquél que decide elegirla como su ciudad.
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