En los últimos días hemos escuchado y visto cómo los diferentes candidatos y candidatas a la Presidencia de la Junta de Andalucía han trasladado a ... la ciudadanía las fortalezas de sus correspondientes programas electorales, aquello por lo que sienten más orgullo. En el caso de la extrema derecha se marcan como prioritario derogar todas las leyes de protección a las víctimas de violencia machista, sus hijos e hijas, quieren acabar con todas las leyes de igualdad entre hombres y mujeres y romperán relaciones con todas las asociaciones que nacieron para desarrollar programas de igualdad y de lucha contra la violencia de género por todos los rincones del país; en este caso, de Andalucía, una comunidad pionera en la promulgación de leyes de esta naturaleza. Cerrarán el Instituto Andaluz de la Mujer, los centros municipales de información a la mujer y cortarán la línea del Teléfono de atención a mujeres víctimas de violencia de género. No fomentarán la formación en igualdad y prevención de la violencia para jueces, juezas, abogados, abogadas, fiscales ni fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Y si llega 'Martes y 13' con el gag de 'Mi marido me pega', pues se reirán, como se hacía en los 80. Esto último no viene en su programa electoral, todo lo anterior, sí aunque la candidata de extrema derecha a la Junta de Andalucía lo resume con un «acabaremos con los chiringuitos de género»
Esta semana, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) enviaba a los medios de comunicación una nota de prensa con el titular «Aumentan las denuncias por violencia de género y el número de víctimas en Andalucía en el primer trimestre del año» y decía que los órganos judiciales andaluces «adoptaron 1.821 órdenes de protección, lo que equivale a conceder casi ocho de cada diez solicitadas». De alcanzar la extrema derecha el poder en Andalucía ya no habrá más notas de prensa como estas porque no existirá el término 'violencia de género' ni juzgados específicos. No se hará distinción entre una paliza o una paliza por ser mujer, entre un padre que secuestre a sus hijos y los mate porque es malote o porque con esos asesinatos quiere herir de muerte estando en vida a la madre que les parió. No quedará nada por lo que hemos luchado durante décadas y cuyos resultados se han trasladado de manera positiva a la sociedad. Se ha avanzado en igualdad y en prevención de violencia machista, pero todo se quedará en nada y, lo peor, es que no se continuará en la lucha. Esa es la amenaza que ha lanzado una candidata, alguien que aspira a ser parte del Gobierno Andaluz. De suceder, esta obscena circunstancia sólo se daría de la mano del PP, de Moreno Bonilla. De momento es el único partido que no ha declinado la oferta de la extrema derecha de compartir mesa y mantel en San Telmo. El único, pero Moreno Bonilla se pavonea por nuestra comunidad autónoma haciéndose fotos con mujeres como si nada de esto fuera con él, como si millones de féminas de Andalucía no estuviéramos pendientes de saber quiénes estarían dispuestos y dispuestas a poner un cordón sanitario a la extrema derecha porque las consecuencias de sus políticas son nocivas para la democracia y para las libertades de las personas. El único que no le ha dicho a Macarena Olona «ahí te quedas» ha sido Moreno Bonilla, el PP, y eso inquieta. El domingo se vota.
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