Yirona
Francisco López Barrios
Miércoles, 13 de agosto 2025, 22:44
Fatmi me enseñó a cazar pájaros con trampas que no herían sus patas y que no tenían alambres ni resortes metálicos: solo cuerda y ramas ... flexibles que cortábamos de los árboles cerca del mar.
Los dos correteábamos por las playas de Guad Lau, cazando alcaudones, o dormitábamos siestas ligeras a la sombra de los cárabos. Éramos libres y traviesos. Y nos sentíamos hermanos, con un tiempo eterno por delante.
Ahora Fatmi es médico en Granada y compartimos a veces un té moruno mientras comentamos la actualidad española o la marroquí. Aunque él prefiere hablar de España porque la situación social en Marruecos le entristece.
—Estás pensando en Marruecos –me dijo–. Pero yo pienso en España.
—¿En España?
—Sí, Francisco, en las cosas raras de tu país. Como decir Yirona cuando los presentadores leen las noticias y en la pantalla aparece la palabra Girona. La G con la I se debería pronunciar como Ji, ¿no te parece?
—Me parece. Pero es que Girona es un topónimo en catalán y lo pronuncian correctamente. En catalán, claro.
—¿Sois raros o no, Francisco? Así que la televisión pública, que financian todos los españoles, se dedica a destruir el idioma común incluyendo topónimos de otros idiomas.
—Estás en todo, morito mío…
—En casi todo, no te pases. A mí me costó mucho esfuerzo aprender español. ¿Te acuerdas de cuando estudiábamos en el colegio de El Pilar, en Tetuán? Vosotros lo hacíais en vuestro idioma. Para nosotros, los marroquíes, era difícil aprender español. Por eso me molesta cuando veo que lo maltratan.
—Tranquilízate, hombre. España es un barco que al final del temporal sale avante, con la proa arriba, aunque muchas veces, por desgracia, con rumbo desconocido.
—¡¡¡Ja, ja, ja...!!! ¡Así llegasteis a América!
—Y vosotros al Sáhara, cabroncete…
Fatmi dejó traslucir una sonrisa impermeable. Y cambió de tercio.
—Prefiero hablar de toros, me contestó.
—¿De toros?
—En Marruecos había plazas de toros en Tánger y en Casablanca. Mi padre iba a la de Tánger, con sus amigos españoles, y me llevaba con él. Soy un viejo aficionado. Y no entiendo por qué no puedo ver las corridas en TVE. Si es, como es, un espectáculo legal.
—Y eso, ¿qué tiene que ver con los topónimos, Fatmi?
—Mucho. Pues en los dos casos se da el abuso de poder de los políticos y la ignorancia popular que los sostiene.
Eso dijo, y después guardó silencio. Hacía calor en Granada. Y cuando nos despedimos, las palabras se echaron a volar como libélulas abrasadas por el estío.
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