Federico, tierra y noche
Puede morirse si quiere la noche con toda la poesía elegíaca que lleva dentro y todas sus madrugadas desquiciadas, porque tú eres noche más paciente que ella
Francis López Guerrero
Viernes, 15 de agosto 2025, 23:51
El eco es más poderoso y valiente que las balas y el odio. Quisieron integrarlo en un paisaje de sed y locura yaciente. Pero el ... eco le ha crecido como un cuerpo y lo envuelve como una madre. El eco que es el hijo pródigo del silencio y atraviesa los siglos y las fosas. «Es Tierra, ¡Dios mío!, Tierra, lo que vengo buscando. Embozo de horizonte, latido y sepultura».
Le rompieron los espejos y las miradas de los otros, pero a su nombre se le han quedado letras azules y morenas y se desliza por nuestros labios como un pez de aire.
Puede morirse si quiere la noche con toda la poesía elegíaca que lleva dentro y todas sus madrugadas desquiciadas, porque tú eres noche más paciente que ella. Ya eres masculino, femenino y neutro. Más neutro que los abismos, más neutro que las venas. El destino marca en tus muñecas el tiempo exacto de la memoria y la ternura. Pasas todos los días empujado por el viento de la Vega y a la misma hora del compromiso por los corazones de los tristes y los oprimidos y no dejas asomar el ladrido rabioso de una luna de sangre que te muerde en el pecho. «Tierra para todo lo que huye de la Tierra».
Hoy te traerán una lluvia de hierbas aromáticas para que frote tu pecho difuminado. Hoy te traerán los pensamientos y las hormonas de los apasionados. Te traerán palabras vegetales para que se enreden en tus encías y amen tu boca sin aliento. Hoy te traerán suspiros y caricias para las cabezas de los niños perdidos que reposan sobre tu vientre. Hoy te traerán los amantes que se tapan con la luz del amanecer. Hoy los animales tendrán colmillos de humo y darán bocados de incienso siguiendo tu rastro. Hoy te traerán una Magdalena verde con un velo de lirios para que unte tu muerte con ungüentos que calmen el olor de la pólvora y armonicen la ruta de los gusanos. Quizá te traigan flores y canciones; recitadores, 'cantaores' y 'bailaores'. Pero sobre todo te traerán Granada y el mundo en tarritos de agua y nieve, porque localidad y universalidad forman parte de la misma entraña. Y es fabuloso comprobar lo antiguo y lo reciente que eres.
Estás muerto para siempre como todos los muertos de la Tierra. Pero tu eco vuela y crece con raíces, uñas y pelo, como un hombre árbol con cascabeles de verbos en las ramas. Tu eco crece y crece. Ya toca el cielo. Y le canta al aire.
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