Filomena a su pesar
LA TREPOLINA ·
Como el protagonista de la novela de Torrente Ballester, la vida de la concejala María Cantos ha dado ya varias vueltas. Ahora está al otro lado y pasado «de las protestas a las propuestas»¿Quién pone nombre a las borrascas y por qué? Al parecer, agiliza la comunicación y está estudiado que al oír su nombre los ... ciudadanos tomamos más medidas preventivas. Cuando las cosas tienen nombre existen, o existen más. También las amenazas. Eso es lo que piensa Aemet, la Agencia Estatal de Meteorología española, que con su homóloga francesa y portuguesa forman el Grupo Suroeste Europeo y hacen cada año un listado de 21 nombres para borrascas, masculinos y femeninos, y van tirando de ellos por orden alfabético, según toque. Lo mismo hacen otros organismos para los huracanes en el Atlántico. Como el otoño pasado agotaron los 21 nombres, acudieron al alfabeto griego: alpha, beta, gamma, delta, epsilon, zeta o eta. Lo que dio lugar a titulares sorpresivos, o no, como 'Eta en Centroamérica: su destructivo paso tras dejar decenas de muertos y miles de evacuados'. De hecho, casualidades de la vida, Eta fue el segundo huracán más fuerte y duro de la temporada.
Filomena. El nombre de la nevada histórica en el centro Peninsular sonaba al principio a agente de la TIA, a personaje de tebeo igualitario. La nieve cuando llega donde no suele es buena, hermosa y hasta divertida, pero cuando es mucha y hay que desplazarse conlleva problemas e incluso tragedias. De ahí el contradiós de titulares como 'Filomena causa cuatro muertos y mantiene a cinco provincias en alerta roja'.
No extraña que el protagonista de 'Filomeno a mi pesar' repudiara su indeseado nombre de pila y tirara de sus apellidos, que iba alternando según la situación y país, pues el hombre no paró: gallego de madre portuguesa, estudió Derecho en Madrid, empleado de banca en Londres, corresponsal de un periódico en París, cobijado en Portugal durante la Guerra Civil...
María Cantos. Quizá Cantos Alcázar cuando estudiaba Derecho, María cuando presidía OCO y ahora la concejala de Promoción Económica. Quizá tenga algo del personaje de Torrente Ballester. En poco tiempo ha pasado, como ella mismo dice, «de las protestas a las propuestas, de la reivindicación a la acción». Ahora codirija la institución a la que antes reclamaba, no siempre con éxito, por lo que decidió, acompañada por quienes le siguieron en la aventura política, dar el salto para tener «más herramientas y posibilidades de hacer esas demandas realidad». Pero no todo se puede, menos aún en un ayuntamiento como el de Jaén, hipotecado hasta las cejas. Y, caprichos del destino o peajes inevitables por saltar al otro lado, algunos de sus anteriores compañeros y compañeras en la federación vecinal se sienten decepcionados e incluso traicionados.
Eso es lo que peor lleva. «Nunca renegaremos de nuestros orígenes», afirma con ganas. Y pide comprensión, recordando que primero defendió los intereses de un barrio (San Juan), luego los de las asociaciones federadas en OCO – en la foto, se dirige a la corporación municipal en 2013 – y ahora los intereses de toda la ciudad desde el área municipal que dirige (economía, empleo, educación ), con proyectos como la oficina de captación de inversiones, el plan Colce, el centro logístico o las 'microcomisarías' de los barrios. Añade que con cuatro concejales no pudieron abarcar más e incluir Participación Ciudadana, la concejalía que interactúa con el movimiento vecinal; pero que desde su área trabajan en futuros convenios con las federaciones vecinales en empleo y formación y que llevan a gala la consulta y participación ciudadana.
Sea como fuere, el movimiento vecinal jienense está herido de muerte con la crisis sobre crisis que arrastra la ciudad, la falta de ayuda municipal desde hace años y la puntilla de la pandemia en las actividades/ingresos que organizaban. Y precisamente ahora, con varios de sus exdirigentes en el gobierno local.
Autobuses Castillo
El nuevo año dobló la esquina y estamos en momentos decisivos para los autobuses urbanos. Castillo anunció hace tiempo que no se presentaba al contrato puente porque considera que el Ayuntamiento le ha echado. Están en aire las últimas nóminas de su plantilla, la indemnización que reclamará en los tribunales y la cesión o no de los autobuses de más de diez años, que el Ayuntamiento defiende que son suyos al estar ya amortizados y Castillo dice que tururú.
Nadie dijo que el traspaso fuera a ser fácil. El Ayuntamiento afirma estar preparado para la batalla judicial, en un intento por mejorar un servicio manifiestamente mejorable. Son 60 años y una relación cada vez más tensa. No se sabe qué nombre pondrán a la borrasca que se avecina. El Ayuntamiento aboga por 'Normalidad' y Castillo prefiere 'Defender lo mío'.
Va a estar entretenido.
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