El movimiento feminista se manifestó el pasado 8 de marzo, para mostrar las discriminaciones y la violencia que aún padece. Un año más, junto a ... otros problemas, las mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas o exparejas. En 2021, 43 mujeres han perdido la vida, han muerto seis menores, y 30 niños quedan huérfanos de madre. Mientras tanto, un partido político sigue negando la violencia de género.
Pero este año el feminismo aparece dividido. En muchas ciudades de España, incluida la nuestra, ha habido dos marchas separadas. En Granada, tres colectivos feministas no participaron en la gran manifestación del 8M. Lo hicieron el 6 de marzo bajo el lema 'El feminismo es abolicionista', refiriéndose a prostitución, vientres de alquiler, pornografía y transgenismo.
El eterno debate sobre la prostitución, resuelto por Clara Campoamor, vuelve a preocupar a las instituciones, y es uno de los motivos de fricción entre el movimiento feminista. La diputada republicana, que definió la prostitución como «una quiebra de la ética», logró que el Parlamento la aboliera en 1935. El decreto decía: «Queda suprimida la reglamentación de la prostitución, el ejercicio de la cual no se reconoce en España, como medio lícito de vida». Para Campoamor, la prostitución «es una vergüenza del Estado…, la degradación de muchas mujeres, pero también de muchos hombres a quienes las leyes les permiten acercarse a una mujer sin amor, sin siquiera un gesto cordial de estimación». En la próxima ley de libertad sexual, una parte básica será la abolición de la prostitución. Y es que España es el tercer país del mundo en consumo de prostitución, y el primero en Europa; y la pornografía, que crece de manera alarmante, incide en el trato vejatorio hacia las mujeres.
Ciertos grupos feministas critican la ley Trans de Irene Montero, sobre todo la autodeterminación tan amplia que hace del género, porque «pone en riesgo las políticas públicas a favor de la igualdad». Para ellas, con la autodeterminación, «la mujer desaparece como categoría social y sujeto político», y se preguntan: «¿cómo vamos a identificar las diferencias salariales o la falta de mujeres en puestos de dirección, según se identifique o se sienta cada persona en cada momento?» Desaparecido el sexo, desaparecerán, según ellas, las políticas de igualdad, pero no la subordinación de las mujeres.
Aunque la ministra Montero se declara abolicionista, le recriminan, también, que no haya sido contundente con la explotación sexual y reproductiva de las mujeres ('gestación por sustitución'), y la prostitución. Por eso, frente a las manifestaciones convocadas por la Comisión 8-M, en cuya pancarta aparecía 'Derechos para todas, todos los días', referida a las cargas tan especiales que las mujeres han tenido que soportar con la pandemia, el lema del Movimiento Feminista era 'El Feminismo es abolicionista».
Todos los problemas anteriores que dividen hoy a las mujeres son derivados de un conflicto entre derechos individuales y colectivos. El movimiento feminista, o parte de él, no puede caer en el individualismo, y en la solución de sus problemas intrínsecos, sin considerar que su situación se inscribe dentro de otra más amplia y compleja que afecta a toda la sociedad, pues esa actitud puede conducir, si la unidad no persiste, dentro de un mercantilismo capitalista, a que se siga explotando, sometiendo, o vendiendo a la mujer.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión