Estructura territorial de España. Cambiar el paso
La delantera siempre la han llevado los partidos nacionalistas o separatistas. Ningún partido de ámbito estatal ha tomado las riendas ni de la estrategia ni de la táctica ni de la comunicación. Siempre por detrás de los acontecimientos
Desde 1978 venimos asistiendo con cierta perplejidad a una realidad que nos cuesta asumir. Me refiero a los propósitos independentistas permanentes de algunas comunidades autónomas. ... En un primer momento se entendió que con el establecimiento del modelo autonómico, se daba respuesta a los planteamientos de diferenciación de Cataluña y País Vasco. Más tarde todo derivó en 17 autonomías con similares competencias y estructura. El modelo autonómico no sirvió para el objetivo de consenso político. Progresivamente hemos asistido a una reiteración de peticiones de mayor nivel de delegación de competencias en estas dos comunidades, con su correspondiente presupuesto asignado. La base siempre era la misma: la existencia de dos nacionalidades históricas distintas al resto de España. Y la distinción siempre se ha querido sustentar, aunque no de manera totalmente explícita, en la idea de una superioridad sobre el resto de los territorios de España. Debido al enorme peso que los partidos nacionalistas tienen en el Congreso de los Diputados gracias al sistema electoral español, siempre han jugado con las necesidades de los partidos estatales para conformar mayorías suficientes. Aquellos han hecho valer ese mayor peso específico, estos han transigido, y así hemos llegado hasta hoy. La calle también ha jugado su papel. En el País Vasco, el partido nacionalista tradicional ha obtenido los réditos generados por otros: el terrorismo, la violencia callejera o la extorsión. Así entre los años 1980 y 2000 se estima que en torno a 300.000 vascos tuvieron que huir de su tierra, dejando el panorama electoral bastante despejado. Con seguridad que no eran votantes de Bildu ni del PNV.
En Cataluña, sin ser tan claro, desde hace muchos años los partidos separatistas utilizan sus fuerzas de combate en las calles para incorporar presión a sus demandas. Claro ejemplo lo tenemos en estos días. Pero en todo esto hay un factor común: la delantera siempre la han llevado los partidos nacionalistas o separatistas. Los partidos de ámbito estatal siempre han ido a remolque, bien intentando aprovecharse de la situación cuando estaban en el poder, bien esperando a que capee el temporal para seguir gobernando. Ningún partido de ámbito estatal ha tomado las riendas ni de la estrategia ni de la táctica ni de la comunicación. Siempre por detrás de los acontecimientos, pactando y cediendo. A los españoles siempre se nos ha transmitido que nos asiste la legalidad y que los que plantean la separación están fuera de la ley y nunca lo van a conseguir. ¿Tienen ustedes seguridad en esto? El anterior partido en el gobierno hablaba del artículo 155 de la C.E. El actual partido en el gobierno habla de diálogo. Yo tengo la sensación de que ni una cosa ni otra nos va a llevar a ningún sitio, salvo a más distanciamiento, más enfrentamiento, más deterioro de la economía, peor imagen internacional, y sobre todo a hacer la vida imposible a los ciudadanos que residen allí y que se sienten españoles. ¿Qué se puede hacer? Analicemos dos alternativas. Una primera es la actual, seguir transigiendo, seguir permitiendo que los parlamentarios independentistas nos insulten permanentemente al resto de españoles, en definitiva, aguantar. Y si se pasan mucho, pues volver a exhibir la ley, aunque cada vez con menos contundencia, hasta que algún día esto se vaya definitivamente de las manos. Pero hay otra opción, consistente en que los partidos estatales asuman que se puede abrir el debate de la consulta por la independencia, pero haciéndolo bien, no en una mesa camilla entre el actual gobierno y ERC, a cambio de no se sabe qué. Máxime con la situación tan complicada de gobernabilidad que hoy hay en España.
La posibilidad de la separación de un territorio de un estado, el que sea, se tiene que realizar de una manera garantista, sosegada, transparente y participada por todos los actores implicados. Por ello, planteo una vía en España, no para Cataluña, sino para cualquier comunidad, pero siempre a través de un modelo serio y dentro de la Constitución. Según los artículos claves de la C.E. la soberanía en España reside en el pueblo español (artículo 1.2 C.E), mientras que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española (artículo 2 C.E.). ¿En qué consiste la idea que someto a consideración? Pues en consultar a los españoles, a todos, si estamos dispuestos a modificar la Constitución (artículo 2) en el sentido de que en unas determinadas circunstancias previamente explicitadas se pueda abordar esta cuestión. Sería necesaria la concatenación de una serie de mayorías súper reforzadas de dos terceras partes en un procedimiento de consulta sucesivo y no inmediato en el tiempo. Primero el Parlamento nacional para aprobar la consulta al pueblo español, único sujeto soberano para poder aprobar dicha modificación de la C.E. Después, el mencionado referéndum de toda la nación española. Posteriormente el Parlamento autonómico en cuestión para tramitar la petición. En cuarto lugar el Parlamento nacional otra vez para aprobar o no la propuesta de consulta autonómica, y por último, ahora sí, el eventual referéndum de un determinado territorio. Y todos ellos por mayoría cualificada de dos tercios.
Si los españoles en referéndum votan que no, que no se permite la modificación de la C.E, para posibilitar el cambio de la estructura territorial del Estado, habríamos refrendado uno de los aspectos más relevantes de la C.E. 43 años después de su aprobación, otorgándole a los gobiernos tanto al actual como a los futuros, todo el respaldo actualizado ante cualquier agresión autonómica sea de la naturaleza que sea. Y si la respuesta es que sí, entonces sería de aplicación la sucesión de aprobaciones con mayoría de dos terceras partes de votantes antes explicada.
Sé que mucha gente no está de acuerdo con esta propuesta, seguramente la mayoría, pero mi reflexión quiere poner el acento en que deben ser los partidos mayoritarios del Parlamento nacional quienes de una vez por todas cojan la delantera, asuman la realidad y hagan un planteamiento serio, garantista y de futuro, y con la participación de todos los españoles. De lo contrario nos vamos a ver cualquier día ante un referéndum autonómico, por mayoría simple, sin consultar a los españoles y fruto de un pacto oscuro e inconfesable entre el inestable gobierno actual y partidos como Bildu, la CUP, ERC, y compañía, y si no, al tiempo
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión