La inteligencia artificial
Aunque no estoy en el pelotón de los torpes, tampoco me he encuadrado en el de los forofos
Aunque no estoy en el pelotón de los torpes, tampoco me he encuadrado en el de los forofos de inteligencia artificial, de la que se ... han escrito tantas barbaridades, que son para echarse a temblar. Lo último que sabemos, por ahora, es que no habrá clases en la Universidad de Granada el próximo curso. Supongo que más de uno pensará que me he vuelto majara, porque no es lógico oponerse a que la Universidad no crezca, menos aún cuando está dirigida por un rector que vive por y para dicha materia.
Es probable que esta manía me venga de mis años mozos, cuando era casi obligado leer a Ortega y Gasset, que nos enseñó aquello de que el hombre «está forzado a su libertad». En alguno de sus ensayos dejó escrito que el imperativo de selección «debiera gobernar los espíritus y orientar las voluntades», algo que sin profundizar demasiado se ve que no casa demasiado con la inteligencia artificial. Pero tampoco vamos a entrar en una lucha estéril. Sobre todo si nos apoyamos en los pensamientos polvorientos de un filósofo que ya lleva más de sesenta años bajo tierra. Aunque si repasamos su obra podremos ver cómo muchos de sus pensamientos y asertos son tan actuales que bien podrían apuntalar todo lo que estamos viviendo estos días en el Congreso. En la 'España Invertebrada' dice que cuando «una nación se desmorona, víctima del particularismo, las masas no quieren ser masas, cada miembro de ellas se cree con personalidad directora, y, revolviéndose contra todo el que sobresale, descarga sobre él su odio, su necedad y su envidia». Entonces, para justificar su inepcia y acallar un íntimo remordimiento, la masa dice que no hay hombres. Esto lo escribía en los años 20. Podemos imaginarnos lo que diría ahora, con o sin inteligencia artificial.
Sin pretenderlo, como me ocurre la mayoría de las veces, me he metido en la política. No por gusto, sino porque está el asunto tan ardiente que con él abren todos los informativos y con él cierran hasta las tertulias de los jubilados. Ortega y Gasset nos hablaba de la Reconquista o del Desastre de Annual y ahora se habla de quien es el más chulo, el más ladrón o el más caradura. Si Pedro nos dejara votar, saldríamos de dudas en veinticuatro horas, pero al parecer tiene hecha una promesa de seguir hasta 2027 en la Moncloa y no hay modo de que rebaje la apuesta. Ese será el momento de escribir un libro sobre lo que haya quedado en pie del país que recibió. Se venderá mucho, pongan el precio que pongan. Aunque no sé si llegaré a tiempo para comprarlo. Para entonces seguro que ya se impartirán clases de inteligencia artificial en nuestra Universidad. Estoy por apuntarme, si es que hay clase para mayores. Es posible que así pueda cambiar de opinión, porque todo es posible en Granada.
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