El ruido que no cesa
Hace años, algún alcalde, de cuyo nombre no me acuerdo, fomentó las patrullas policiales que daban el alto y multaban a estos cafres sonoros
Esteban de las Heras Balbás
Sábado, 2 de diciembre 2023, 22:42
Hay que abandonar tanto derrotismo como nos invade y sacar pecho por lo mucho bueno que tenemos aquí. La Alhambra y las tapas son imbatibles, ... pero hay mucho más. Va siendo hora de enorgullecernos por jugar en la 'champions league' de la marihuana, que está reconocida en Holanda como la mejor de todas las hierbas que se cultivan en el viejo continente. Los cuidados ambientales de luz, temperatura y humedad que reciben estas plantas en Granada nada tienen que envidiar a las hortalizas de los invernaderos de El Ejido. También, y a mucha honra, estamos en cabeza de la liga andaluza de la malafollá, seguidos muy de lejos por Sevilla. Por no hablar del campeonato de viajes románticos en tren, en el que somos singulares e imbatibles, ya que se ha conseguido que el Ave más lento de España circule por nuestras vías. Y si hablamos de la Costa, ¿hay algún otro lugar, en todo el litoral peninsular, donde se gasten un pastón construyendo un pantano para patos, mientras se riegan los frutos tropicales con aguas recicladas o salinizadas? En fin, el repaso a nuestro catálogo de dislates, gilipolleces y tontunas varias, en el que destacan con luz propia los proyectos y los anteproyectos que –como el tren de Motril– duermen el sueño de los justos, daría para rellenar varias páginas de este periódico y está muy caro el papel. Pero me van a permitir que haga un par de añadidos a este listado de desatinos.
Hace mes y medio, la alcaldesa de Granada presentó el Mapa Estratégico de Ruido, que al parecer todavía no está completo, diciendo que se había realizado «gracias a la agilidad en la gestión de este equipo de gobierno» para detectar «las zonas acústicamente saturadas». El mapa, según se dijo, estará totalmente aprobado antes de que acabe el año. Aprovecho para sugerir a Marifrán que uno de los días más apropiados para tal evento podría ser el 28 del presente mes, día de los Santos Inocentes. Porque hay que reconocer que suena a broma añeja eso de «agilidad en la gestión». No niego que el nuevo equipo de gobierno se haya puesto las pilas, pero sí afirmo que el tema del ruido en Granada es más viejo que el hilo negro, y dudo que se arregle pintando un mapa. En mi vida he visto un mapa que amortigüe ruidos. Lo que sí he visto y oído son muchas 'amotillos' que con total impunidad rompen el sueño de niños y ancianos con un estrépito infernal que atraviesa los cristales aislantes de cualquier ventana de mi barrio. Hace años, algún alcalde, de cuyo nombre no me acuerdo, fomentó las patrullas policiales que daban el alto y multaban a estos cafres sonoros. Para alegría de gamberros y pesadumbre de los ciudadanos sufridores, aquello duró menos que los peces de hielo que Sabina veía en un 'whisky on the rocks'.
En la primera década de este siglo, el presidente de Granada contra el Ruido, Francisco Morales Delgado, quemó sus esfuerzos para acabar con la plaga del ruido. Fue una misión imposible. Ahora se nos anuncia que ya está casi listo el mapa, lo que no deja de ser la primera etapa del programa. De aquí a que se tomen las decisiones definitivas, a la velocidad de crucero que llevan las cosas oficiales, se habrán ya convocado las próximas elecciones municipales. Para entonces estarán jubilados el otorrino y el audiólogo, que tratan mi sordera. Van a ser maravillosos estos próximos años, con el mapa del ruido terminado y en marcha las primeras decisiones en busca del silencio, mientras los 'ruedines' de las maletas del turismo 'low cost' van entonando su molesta y monótona letanía por las aceras. Es probable que para entonces también estemos en cabeza de la 'Europa league' del estruendo, donde autóctonos y visitantes se hablen a grito pelado. Y, si cambia el tiempo, quizás hasta llueva como antes de esta pertinaz sequía y no tendremos que recordar a la alcaldesa que las calles están llenas de mugre. Las limpiará el cielo protector. No hay que perder la fe.
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