Leche de oveja
Esteban de las Heras Balbás
Sábado, 8 de marzo 2025, 23:04
Tan chunga está la política que hoy prefiero acercar la lupa a esa inmensa fuente de riqueza que todos conocen y nadie ve: la 'maría' ... de Graná, famosa en el mundo entero, más que la sidra El Gaitero. Mucho están tardando en convocar un concurso para premiar los ingeniosos habitáculos en que se cría y se cuida. No se puede despachar en un par de noticias a pie de página el hallazgo de plantaciones, ocultas detrás de un armario empotrado o debajo de una granja de pollos, como pudimos leer el viernes. El esfuerzo mental que han realizado estos hortelanos para cultivar, al abrigo de miradas indiscretas, las plantas de la felicidad artificial debería tener un reconocimiento acorde a su inventiva y talento. Se les podrá objetar que no pagan la luz, ni el 'irrepeefe', ni tienen licencia para cultivarlas, ni declaran a Hacienda sus ganancias. Pero es que nadie es perfecto. Ahí hay un amplio campo para que historiadores, psicólogos, y sociólogos centren sus investigaciones sobre la evolución del comportamiento humano desde que a un neandertal gamberro le dio por masticar un puñado de semillas de amapola para potenciar el sabor de un filete de gacela. El colocón que cogió fue de los que hacen historia y desde entonces siempre ha habido espíritus exquisitos que buscan el placer de inhalar humo tras un bocadillo de anchoas con mayonesa en el bar Aliatar. Los de mi generación, de austeridad obligada, nos conformábamos con una cajetilla de 'bisonte' los domingos y 'celtas cortos' durante la semana. Lo de darle unas caladas al porro vino después.
Fue privilegio de quienes tenían un amigo en África, que estaba haciendo la mili o se había enganchado a las primeras tribus de hippies. El resultado final de esta tonta humareda es que el fumador de tabaco está mal visto por la sociedad pese a que paga impuestos, mientras que el consumidor de 'maría' es un 'progre' que puede hacer un pedido a domicilio y sólo paga a quienes, a su vez, defraudan a Hacienda.
Vamos «de 'bar' en peor», como dice Paco Espínola. Porque si del humo pasamos a las cosas del comer nos encontramos con esos atrapamoscas de la UE que están pensando en meter harina de gusano en bizcochos, panes y pasteles. Dejarán que la carne de cordero sea para los lobos y las hortalizas para los jabalíes, mientras a los bobos de dos patas nos endilgan esa bazofia. Para defender su estupidez, estos ecologistas de asfalto se apoyan en que es una «excelente fuente de proteínas de alta calidad». Incluso ya están construyendo en Salamanca la que será la mayor granja de insectos del mundo. Que este dislate se haga en la ciudad donde desde hace siglos se cultivaba la sabiduría, lo dice todo. Para que no los pongamos como chupa de dómine, van a tener el detalle de indicar en el envoltorio que «contiene polvo tratado con radiación ultravioleta de larvas de Tenebrio molitor (gusano de la harina)». Habrá que llevar al súper las gafas de cerca para leer las etiquetas. Qué tiempos aquellos en que pedías una barra y tenías la certeza de que el panadero te daba sólo pan, sin más perendengues ni más aliños.
Para aliviarnos de estas congojas, la buena noticia está en ese grupo de madres, jóvenes y granadinas, que han posado para la exposición 'Mamíferas'. Su objetivo es sensibilizar al resto de madres jóvenes de las bondades de dar de mamar. Se podrá ver hasta el día 29 en la Casa García de Viedma de Armilla. Recuperan eso que ya hicieron nuestras abuelas, nuestras madres y las madres de nuestros hijos, hasta que llegaron los biberones de leche maternizada.
Era leche de ovejas, seguro. No hay más que ver con qué docilidad se han enganchado al móvil los que así se alimentaron.
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