Un año con mal bajío
La lentitud del AVE es sólo el aperitivo para Marifrán, que estrena mandato como primera alcaldesa resucitando el contencioso sobre la Inteligencia Artificial
Que este año ha llegado con mal bajío lo saben hasta las ratas, que ya están abandonando el barco. Lo grave no es que el ... Corpus venga pasado por agua. No es la primera vez que ocurre y, además, hace falta que llueva más. La gente no va a dejar de subir al ferial por eso. Tampoco es grave –más bien un inmenso gozo– el anuncio de que Alberto Garzón, esa perfecta nulidad de ministro, no se presenta a estas elecciones. Qué alivio. Lo peor, de momento, ha sido la cabronada de convocarlas para el domingo 23 de julio, cuando media España está en la playa o en el chiringuito. Y mucho peor hubiera sido que los reunidos en la amarga madrugada de acero y plomo del lunes en la Moncloa hubieran barajado la fecha del 15 de agosto, un día en el que, además del personal playero, toda la España vaciada está procesionando a la Virgen, se reúne junto a una barbacoa, o llena los tendidos de las plazas de toros. Esto acarreaba el peligro de que no acudieran ni los apoderados de los partidos ni los conserjes de los colegios. La convocatoria, mezcla de soberbia y rabieta infantil –impropia de quien va a presidir la UE el próximo semestre– dará alas al voto por correo. Si olvidamos lo de Melilla, no hay por qué dudar de esta modalidad de sufragio. Bueno, tendría que olvidarme también de que la felicitación navideña de mis nietos irlandeses me llegó la semana pasada. La dirección estaba bien puesta y el sobre con su sello correspondiente. No digo más.
El mal bajío también se pasea por el parque de Doñana, que, tras estos años de lluvias rácanas, está opositando para desbancar a Tabernas en la lista de tierras sedientas. Pero lo peor no está en esas lagunas resecas y cuarteadas que nos muestra la tele, sino en el escaso riego que recibe el cerebro de esa ministra que se ha alineado con los alemanes en el boicot a las fresas de Huelva, alegando que se riegan con agua extraída del parque natural. Puede que se haya metido en este pifostio porque no le gustan las fresas, con nata o sin ella, pero está pidiendo a voces un profesor particular para que le dé clases de geografía física. O que pregunte por qué los gobiernos de Chaves, Griñán y Susana autorizaron tantos pozos de riego.
Hay más 'folletás' y más cercanas. Ya se sabe que cuando el año viene de leches hasta las mulas paren. Y este 2023 no solo viene de leches, sino que trae mal bajío. ¿Cómo, si no, podría explicarse que el AVE a Madrid tarde más que los coches? Los viajes con transbordo ya están en cuatro horas y diecisiete minutos, a causa de unas obras que van a durar todo el verano. Esto es sólo el aperitivo para Marifrán, que estrena mandato como primera alcaldesa resucitando el contencioso sobre la Inteligencia Artificial. Inocente de mí, que por un momento creí que este asunto había entrado ya en vía muerta. Más que nada porque Cuenca ya no hablaba de eso y se dedicaba a poner vestidos de gitana y guitarristas en los semáforos. Lo cierto es que en Granada nos gusta un contencioso más que a un tonto un lápiz amarillo y contra las vocaciones fuertes es muy difícil luchar.
En fin –con permiso de William Wordsworth y de mi admirada Natalie Wood– aunque ya nada me «pueda devolver el esplendor en la hierba, de la gloria en las flores», será fácil divertirme como loco este Corpus, siguiendo el mandato de los Reyes Católicos. Sólo tendré que seguir la actualidad política o escuchar a Olona.
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