Esperanza
Huesos de aceituna ·
En mi opinión y en la de mucha gente, se ha dejado espacio a la esperanza para que España se aleje definitivamente de su lóbrego pasadoHe de reconocer que he tenido que dar la vuelta a esta pieza muy a última hora, tras el debate de la moción de censura ... impulsada por la extrema derecha patria –que no patriota–. Me he visto obligado a ello por la intervención de Pablo Casado, ¡quién me lo iba a decir! Su discurso, como reconoció hasta Pablo Iglesias, fue brillante, pero sobre todo fue digno de un partido de centro-derecha europeo, plenamente democrático. Esta vez no se puso de perfil ante las proclamas ultras del Cid de baratillo y su tropa, enviándolo a donde debiera haberlo hecho hace ya años. Distanciándose años luz de este personaje y de sus diatribas franquistas. Es indudable que el líder de la oposición sorprendió a propios y extraños, dejando al 'candidato' a su altura natural y al resto del hemiciclo totalmente 'flasheado'. Pero lo más importante es que, en mi opinión y en la de mucha gente, se ha dejado espacio a la esperanza para que España se aleje definitivamente de su lóbrego pasado. Una esperanza que mutará en certidumbre cuando el Partido Popular rompa con su vergonzante 'socio' allá donde se apoya en él.
Así que, primero, iba a titular esta pieza 'Encefalograma plano', pero subió Aitor Esteban a la tribuna de oradores, en su fugaz intervención en este debate, y provocó un primer cambio de idea. El extraordinario parlamentario peneuvista tenía treinta minutos a su disposición, pero tan solo consumió uno de ellos; sesenta segundos para definir a la perfección la moción de la extrema derecha: 'esta patochada' –segundo título provisional-. Además, dibujó a modo de viñeta, de caricatura, al Cid de baratillo: 'candidato por eliminación'. Se refería, claro está, a su condición de 'candidato-por-que-no-había-otra-cosa' tras las negativas para este fin que recibió la formación ultra de otras figuras políticas felizmente retiradas. Para que no haya equívocos, la palabra 'patochada' la define la RAE de este modo: «Disparate, despropósito, dicho necio o grosero». No podría encontrarse en el diccionario una palabra que definiera de un modo tan preciso a este pseudopartido político y a su proceder parlamentario.
Claro, lo de 'encefalograma plano' no hacía más que abundar en esos términos. Más concretamente refería los cincuenta y dos –y pico- encefalogramas planos que hoy habitan nuestro Congreso de los Diputados, muchos de ellos ausentes también físicamente por los rigores de la covid-19. No se puede entender desde otra perspectiva la sarta de barbaridades que vertió su líder en las no-sé-cuantas horas que duró el debate. Se oyó el mayor cúmulo de proclamas racistas, xenófobas, homófobas, centralistas, clasistas o machistas de toda la historia moderna de las Cortes españolas. No es de extrañar que Europa observara con mirada 'ojiplática' semejante desvarío –¡mira!, otra acepción que añadir a la definición de 'patochada'-. Quizás sea mucho decir, no voy a discutir sobre ello, pero nuestro Parlamento no había vivido vergüenza análoga desde la 'tourné' por esos salones de Antonio Tejero.
Pero la torpeza de los promotores de la moción de censura también quedó patente por su oportunidad temporal. Con un Gobierno de coalición objetivamente débil por el número de diputados que lo representan, en medio de una crisis sanitaria mundial sin precedentes y con unos presupuestos generales de emergencia en ciernes, cualquier politólogo de medio pelo desaconsejaría semejante iniciativa parlamentaria. Porque, lejos de conseguir la propaganda que perseguía, ha mostrado su verdadero rostro populista y antisistema, ha provocado la tan aplaudida como inesperada reacción de Casado y, sobre todo, ha obviado los verdaderos intereses de la ciudadanía. Ello, sin referir la mezquindad de sacar aquí a colación a las víctimas de la extinta ETA, ensuciando la gran mayoría de sus nombres –supongo que Carrero Blanco y Melitón Manzanas estarían orgullosos. Afearon la ocurrencia varios de sus familiares, rehenes involuntarios del discurso ultra; muchos de ellos, además, luchadores activos contra el régimen de Franco.
Así que acabo la semana escribiendo todo esto a última hora, feliz por tener que hacerlo. Esperanzado en este rayo de luz que se abre en nuestra denostada política y en nuestra cruda realidad. Fíjense que hasta el Papa de Roma 'bendecía' el otro día el matrimonio civil entre personas del mismo sexo. Cosas veredes amigo Sancho, o, dicho más propiamente, «Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras» –frase recogida del 'Cantar del Mío Cid'-.
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