«España nos roba»
Fue en la Diada de 2014 cuando se acuñó el eslogan para encabronamiento catalán independentista, lo de «España nos roba», que supuso el perfecto colchón para que el 'honorable' Pujol y familia se acomodaran en su disfrazado, pero corrupto papel mafioso de «organización criminal, asociación ilícita, blanqueo de capitales, fraude fiscal a la Hacienda pública y falsificación documental»
Fue en la Diada de 2014 cuando se acuñó el eslogan para encabronamiento catalán independentista, lo de «España nos roba», que supuso el perfecto colchón ... para que el 'honorable' Pujol y familia se acomodaran en su disfrazado, pero corrupto papel mafioso de «organización criminal, asociación ilícita, blanqueo de capitales, fraude fiscal a la Hacienda pública y falsificación documental», que son los delitos que le imputa, José de la Mata, juez de la Audiencia Nacional, y por los que procesará y llevará a juicio al abultado clan, más conocido en los ambientes irónicos catalanes como la 'sagrada familia'.
Es enorme el cinismo de tan reconocida reata que mientras defendían una cosa, practicaban la contraria. Es decir que España robaba a los catalanes, supuestamente, y ellos robaban a España y a los catalanes realmente. Pero el momento de creérselo, de asumir como verdad absoluta aquella afrenta intolerable, animaba a los nacionalistas catalanes, que no solo hacían la vista gorda sino que alimentaron el saqueo.
Recordemos las palabras de un hombre valientemente honesto, Pascual Maragall, que ya, cuando era presidente de la Generalidad, le dijo en sesión parlamentaria, con dos ovoides, al entonces jefe de la oposición, Arturo Más (hijo 'político' de Pujol): «Su problema se llama 3%». Se refería, evidentemente, a las comisiones que percibieron de tirios y troyanos porque en el mundo de la corruptela todo se mezcla.
Ha tardado mucho, en los anaqueles polvorientos de la Justicia española, el caso Pujol y su retrato de familia blanqueado y ennegrecido, inexplicablemente, pero ya tenemos a un juez y un proceso en marcha no solo para hacer Justicia sino para desenmascarar a una de las organizaciones criminales que, por desgracia, anidan cómodamente en las instituciones. Al final, la buena sociedad, aspira a creer en la Justicia. Luego, en esas manos queda.
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