Ernesto Páramo, alma mater del Parque de las Ciencias
Ha sido una triste noticia su renuncia, aunque seguirá ligado al Parque como responsable de contenidos y relaciones internacionales
José Luis Hernández Rojo
Viernes, 27 de noviembre 2020, 01:17
En el mes de octubre se reunía el Consorcio Público del Parque de las Ciencias. Su Presidente, Javier Imbroda, consejero de Educación y Deporte de ... la Junta de Andalucía, anunciaba oficialmente la renuncia del director del parque, Ernesto Páramo Sureda, por motivos de salud. Hubo palabras de elogio para el que había sido su director: renunciaba «el alma del proyecto», «una persona inteligente, creativa, con tesón y muy trabajadora» en palabras del consejero.
Conseguir el modelo del parque, tal como funciona actualmente, ha sido un largo y fructífero camino desde su idea: redacción y defensa del proyecto museográfico (1995). Hasta el desarrollo de su 4ª fase, (año 2008), y la creación del Biodomo (2013), transcurrió un largo período en el edificio de Foucault y en las salas Eureka, Percepción, Biosfera, Planetario, la Torre de Observación y el Mariposario Tropical, el Taller de Aves rapaces, el Jardín de Astronomía y el Pabellón de exposiciones temporales (2000). Un largo itinerario jalonado de proyectos expositivos en los diferentes pabellones, como 'Títeres. 30 años de Etcétera', 'Momias', 'MC Escher', 'Cerebro', 'Tyrannosaurus Rex, cazador o carroñero'. Con estos proyectos así como la puesta en marcha de actividades en el Planetario, la Galería Cultural, la Biblioteca, los cines, el Auditorio, las ventanas de la ciencia,... se ha conseguido un museo interactivo, en el que tienen especialmente cabida los estudiantes de todas las edades, para quienes el Equipo de educación prepara actividades diversas.
Precisamente en este año (2020) se cumplen 25 años desde su creación como una iniciativa municipal fomentada por los alcaldes Antonio Jara y Jesús Quero. Supo Ernesto Páramo, como creador de esta idea, organizar, impulsar aquella primera iniciativa, humilde en sus comienzos, con la presentación de un proyecto para convertir el Parque de las Ciencias en un museo nacional con conexiones con otros museos nacionales e internacionales, lo que ha sido fundamental en la vida cultural y económica de Granada, ciudad que tanto le debe.
Por eso ha sido una triste noticia su renuncia, aunque seguirá ligado al Parque como responsable de contenidos y relaciones internacionales.
En el Parque de las Ciencias han tenido lugar proyectos y actividades tan variadas como ciencia y magia, poesía, música, teatro, conferencias. En sus espacios hemos podido celebrar actividades tan variadas como propuestas didácticas, asociadas a mi tarea relacionada con la Biblioteca y el Club de Lectura, como diaporamas y lecturas de textos sobre la Antártida, Darwin, Charles Dickens, Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández, Lorca, Machado, María Moliner...
Quienes somos amigos del Parque y hemos trabajado en él, conocemos la capacidad y liderazgo de Ernesto. Su energía ha estado totalmente dedicada al Parque de las Ciencias. Hemos podido valorar toda una vida dedicada a la difusión de la ciencia y de la cultura. ¿Quién iba a pensar que algunos de aquellos jóvenes que iniciaron su camino con la ecología y el medio ambiente en la Granja Escuela Huerto Alegre, reconstruyendo un antiguo cortijo en la sierra de Tejeda, Almijara y Alhama, iban a llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como éste? Hoy, cuando se despide como Director del Parque, el homenaje que se merece por su sencillez, buen hacer, competencia y liderazgo no podemos hacérselo todavía a causa de la Covid-19 que lo impregna todo.
Llegó a Granada desde su Lugo natal y aquí dejó en Granada una obra importante. Con tanta experiencia acumulada leyó su tesis doctoral (2017): 'Origen y evolución de los museos y centros interactivos en España. El caso del Parque de las Ciencias de Granada'. Antes dictó conferencias nacionales e internacionales y escribió valiosos trabajos sobre el «ámbito de la comunicación en la ciencia y la cultura», «el fomento de la cultura científica», «enseñar ciencia», «el papel de los museos en la cultura científica»... Para qué seguir con las distinciones y reconocimientos que consiguió en estos años.
Gracias, Ernesto, por habernos dejado un legado perdurable: el Parque de las Ciencias de Granada. Algún día esta ciudad te reconocerá la deuda que ha contraído contigo.
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