Charo
Otros nombres propios femeninos también han sufrido esta historia universal de la infamia léxica.
Ernesto Medina Rincón
Miércoles, 10 de diciembre 2025, 21:33
La prevalencia peyorativa la tenía María. ¡Qué lejos aquello del Dulce Nombre de María! Cuando se trataba de menospreciar a las mujeres, o a quien ... se apartaba de la regla, se recurría a la hipocorística -formas diminutivas o familiares de un nombre-. Los ejemplos son tan múltiples como sangrantes. Citaremos las definiciones de la RAE, que lejos de ser machista, se limita a recoger los significados de cada vocablo. Maruja, «mujer que se dedica solo a las tareas domésticas; suele asociarse al chismorreo». Maripuri. Maricón y marica, que no necesitan explicación. Marimacho. Mariliendre, mujer que frecuenta la amistad de hombres homosexuales. Incluso para mencionar tiempos remotos presta sus servicios la buena de María Castaña. Aunque no existe certeza histórica parece que fue una heroína gallega del siglo XIV que encabezó una revuelta para protestar por el exceso de tributos.
Otros nombres propios femenino también han sufrido esta historia universal de la infamia léxica. Asunción aportó su grano de arena. Se discute si 'choni' proviene de la forma hipocorística de Asunción -Chon- o de la españolización de Johny, término con el que en las Islas Canarias se designaba a los guiris, que hoy serían los extranjeros achicharrados por el sol, con chanclas y calcetines blancos.
Ahora le ha tocado a Charo. Existen páginas cavernícolas en Internet cuyos participantes se complacen en exhibir testosterona. Zafias, machistas, vulgares. Vomitivas para cualquier espíritu con un mínimo de sensibilidad o sentido común. Por ejemplo, Forocoches. En el momento de escribir este artículo las dos entradas -trending si prefieren el anglicismo- más leídas son: «Brutal la tía que se cepilla (sic) Lando Norris, más mérito que ganar el mundial» y «Latinas pariendo como si no hubiera un mañana + Isabel Díaz Cayuco». Inenarrables la agudeza humorística con el apellido de la dirigente del PP y los comentarios de la noticia. Siendo insuficiente lo de 'feminazi', se han cuajado lo de Charo. Los austrolopithecus les dan clases a semejantes energúmenos.
O a los noventa machotes de Castro Urdiales (Cantabria) que compartían en un chat fotografías de sus novias desnudas o de sus propios contactos sexuales. Dentro de la intimidad y juego erótico de una pareja se grababan vídeos y fotos. Pero el sentido de la posesión machorro y la perversión propia de la carencia de escrúpulos morales o afectivos los llevaba a la depravación narrada. Imagínense el tenor de los comentarios de los interfectos, ciegos de cerveza en la barra de un bar resbaladizo por los escupitajos y las babas. Son escasos los varones que han condenado en las redes sociales la heroicidad comentada. Tan lamentable como los comportamientos recién sabidos de los feministas de salón con poder institucional.
Lo antedicho es un atentado contra la integridad de la mujer. Que lleva aparejado un retroceso en la civilización. La mujer considerada un objeto, cual un esclavo de la antigüedad privado de la mera consideración de persona, nos denigra a todos sin distinción de sexo.
No es un asunto complejo. Una sola especie, el homo sapiens sapiens. Dos sexos, masculino y femenino. Equivalentes en derechos, obligaciones, sueldos, expectativas. Sólo la igualdad de sexos nos convierte en seres humanos dignos de tal nombre. Permitidme mi solidaridad. ¡Qué difícil sigue siendo ser mujer!
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