Arde España
La incompetencia de nuestros desgobernantes es criminal. Los jueces deberían actuar de oficio bajo la acusación de negligencia culposa, e incluso dolosa.
Ernesto Medina
Miércoles, 20 de agosto 2025, 22:10
En mi casa nunca nos creímos que mi padre estuviera en el Auditórium viendo una película de Mary Pickford la noche que empezó la Guerra ... Civil. «Con cuatro años y la que estaba cayendo te iban a dejar en el cine con tus hermanos mayores» –argumentaba mi madre–. Sin embargo, era un dogma de fe familiar que había sido partícipe de la plantación de pinos en el cerro de Santa Catalina a principios de los años cincuenta. Se lo recordaba a mi madre cada vez que me subían por la Carretera de Circunvalación en carrito de bebé a mí, tierno infante, para que esos aires salutíferos coadyuvasen en la cura de la tosferina. «Esto era un secarral. Y menudo calor desprendía la roca las noches de verano. No te puedes hacer una idea». Mi madre le respondía que se hacía perfectamente la idea porque ella era más de Jaén que él.
Cuando salgo a correr por el Neveral o la Fuente de la Zarza me acuerdo de mis padres. Del impagable legado natural que nos legaron a diez minutos del centro de la ciudad. Y me alegro de que un día Pilar Palazón, siendo concejal, saliera a las calles altavoz en mano pidiendo voluntarios para apagar un fuego justo debajo del Castillo. También me congratulo cuando veo a trabajadores en labores de desbroce u ovejas 'bomberas' eliminando pasto que no será combustible en agosto. Tengo claro que, si a ese bosque periurbano le pasa algo, me destierro. Sólo dudo entre el exilio interior sin salir de mi ático o irme muy lejos a llorar mi desdicha.
Por ahora el fuego nos respeta en Jaén. España, en cambio, arde. Por los cuatro costados. En sentido literal. Ya lo hacía políticamente dada la mediocridad de nuestros políticos. Que la catástrofe ha puesto una vez más de manifiesto. El presidente del Gobierno, desaparecido. Algunos presidentes autonómicos, de vacaciones. El inefable ministro Puente con chistecitos de pésimo gusto en las redes sociales. Que tras una primavera lluviosa el riesgo de incendios era extremo parecía palmario. No obstante, nos ha pillado otra vez el toro, cuya piel hispana es chamusquina. Cuando los becarios se quedan de prácticas veraniegas en las redacciones, el periodista veterano les deja los artículos sobre incendios forestales de los años anteriores para que sólo tengan que cambiarles la ubicación y el número de hectáreas calcinadas. La incompetencia de nuestros desgobernantes es criminal. Los jueces deberían actuar de oficio bajo la acusación de negligencia culposa, e incluso dolosa. Los ciudadanos deberíamos correrlos a pedradas democráticas. Máxime si la solución es un pacto de Estado ad futurum sobre el cambio climático que en una nueva ocurrencia ha propuesto Pedro Sánchez. La gestión para resolver problemas, prevenirlos o, en su caso, ser capaces de atajarlos con los medios necesarios y urgentes es un empeño que le viene muy grande a esta panda de ineptos
Admito que el fuego también me ha encendido a mí. Me achicharra la indignación, la rabia y la frustración. A tal punto que no vería con malos ojos que las hogueras ardieran en las plazas públicas para quemar a tanto hereje.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión