Libres de maestros y profesores
Enrique Gervilla
Lunes, 21 de julio 2025, 22:56
Las vacaciones nos ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre el descanso y, en consecuencia, también sobre la liberación de maestros y profesores.
La liberación es ... la acción de poner en libertad a alguien, lo que implica una ruptura de las ataduras corporales y espirituales que le impiden a cualquier persona evolucionar o desenvolverse en su totalidad, acorde con su personalidad. Tal es el caso del descanso. Las vacaciones no son un lujo, sino una necesidad, para reparar nuestra fatiga física y psicológica. Necesitamos el descanso como la comida o el aire que respiramos. En la actualidad es un derecho adquirido por los trabajadores.
¿De qué se liberan los alumnos? la sabiduría agradable o desagradable
«Todos los hombres desean por naturaleza el saber». Con estas palabras inició Aristóteles su 'Metafísica', afirmando la intrínseca tendencia de todo ser humano hacia la sabiduría. Hoy, veinticinco siglos después, nos preguntamos si en nuestras escuelas y universidades la sabiduría es un saber que corresponde a esta tendencia intrínseca de la naturaleza humana y, en consecuencia, es un «saber sabroso», apetecido y hasta apasionado; o por el contrario, es una sabiduría insípida e impositiva, por lo que para su aprendizaje, hemos de servirnos de múltiples controles, imposiciones, exámenes...
El 'sabor del saber' y el saber académico actual
Quienes nos hemos dedicado a la docencia, con frecuencia constatamos el deseo, de algunos alumnos, de alcanzar las máximas calificaciones con el mínimo esfuerzo, sin importar demasiado el nivel de conocimientos adquiridos. El saber, para algunos, ha perdido su sabor, ocasionando problemas de disciplina en las aulas, apatía, desinterés, y hasta violencias…, conducentes, en no pocos casos, a un malestar docente y discente.
¿Es posible recuperar el sabor del saber? el ser y el hacer
A nuestro entender, la sabiduría hoy podría recuperar, al menos para muchos alumnos, si los colegios saben orientar sus enseñanzas hacia los aspectos fundamentales de la persona: «saber ser» y «saber hacer».
1. Los centros docentes han de saber dar respuesta al «saber ser» de la vida.
El sentido de la existencia, que todo ser humano necesita para vivir en cuanto humano, es un tema, y también problema, ineludible que no admite negación, ni demora. Aprender la ser, la atención a la construcción personal, o lo que es lo mismo, la realización personal goza de una importancia tal que –para E. Fromm– no puede ser suplantada por ninguna otra considerada mejor.
2. El sistema educativo, además, debe dar respuesta al futuro profesional de los jóvenes: «Aprender a hacer», pues el saber hoy es, para muchos, un medio para el hacer. Uno y otro, aprender a ser y aprender a hacer, son dos dimensiones inseparables de un mismo ser. Ambos aprendizajes, sin embargo, se ven disociados –vocación y profesión– en aquellas situaciones en las que el alumno se ve obligado a estudiar no lo que quiere, sino lo que puede. En múltiples universidades españolas la existencia de 'numerus clausus' obliga a un colectivo de alumnos a cursar lo que no desea, sino lo que puede. De este modo, se obliga al alumno a estudiar lo que no desea para desempeñar un trabajo que no le agrada. Ello es más grave aún en el caso de la sanidad y la educación, por cuanto el ser y el hacer son objeto de transmisión.
3. El medio para hacer realidad el deseo de «ser» y el deseo de «saber-hacer» es frecuentemente el esfuerzo, que nos hace superar las dificultades. El amor a la sabiduría, como todo amor, exige, a veces, sacrificio y superación. La vida de todo ser humano es, así, una batalla entre placer y deber, entre el bien y el mal, o entre lo que vale y lo que más vale, de la cual no es posible huir, sino vencer o ser vencido.
4. Y todo ello desde la base de una permanente insatisfacción que ha de generar la enseñanza-aprendizaje impartida en nuestros centros educativos, pues el ser humano, por naturaleza, es siempre positivamente insatisfecho. Nunca se encuentra totalmente contento con su «ser», su «hacer» o su «tener». La esperanza es, pues, una necesidad fundamental de la personas, como es el oxígeno a la humanidad.
CONCLUSIONES
1. Hoy, como siempre, los seres humanos deseamos la sabiduría. El hambre o deseo de saber fue y es una necesidad intrínseca de los humanos para dominar más y mejor la naturaleza, asegurar la supervivencia, organizar la sociedad, ser más él mismo...
2. Sin embargo, la situación actual manifiesta que, para muchos alumnos, el saber académico ha perdido su sabor, al no dar respuesta adecuada a sus necesidades y aspiraciones. Ello ocasiona con cierta frecuencia absentismos, fracasos escolares, violencias, controles e imposiciones, etc.
3. Creemos en la posibilidad de recuperar el «sabor del saber» si nuestras escuelas y universidades poseen la preparación suficiente para dar respuesta acertada a los interrogantes fundamentales de la vida, preparan adecuadamente el futuro profesional de los alumnos, se valora el esfuerzo y, sobre todo, el saber adquirido genera una permanente insatisfacción, orientada hacia una constante superación personal.
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