Mis encuentros con Miguel Guerrero
josé luis bimbela pedrola
Sábado, 4 de abril 2020, 02:18
Mis encuentros con Miguel Guerrero, eminente psicólogo y entrañable colega, se han ido sucediendo alrededor de un triángulo 'mágico': Granada-Sevilla-Benalmádena. Desde nuestro primer ... encuentro en la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) quedé impresionado por la energía, el entusiasmo y el compromiso de Miguel. Descubrí, admirado, el Programa Cicerón (Programa de Prevención e Intervención Intensiva en Conducta Suicida) que él coordina desde 2018. Un programa valiente y coherente. Atrevido y eficaz. Innovador y pionero. Magnífico.
Pese a su juventud, Miguel Guerrero es un crack. Es miembro del grupo de la línea estratégica 7 de Prevención del Suicidio del Programa Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA) y docente colaborador de la EASP. Coordina la Unidad de Prevención e Intervención Intensiva (UPII) del Área Sanitaria Costa del Sol Occidental y es máster en Conducta Suicida por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Les aseguro que escuchar cómo nos conduce por siglos de historia, para darnos a conocer la forma en que la sociedad ha ido relacionándose con el suicidio, es una experiencia inolvidable, llena de saber y de competencia, de fuerza y de convicción, de talento y de reflexión. Y creíble. Y honesta.
Por todo ello, va a ser protagonista clave el próximo 19 de junio en una apasionante y apasionada jornada para la prevención del suicidio que celebraremos en la EASP y en la que Miguel nos ofrecerá una conferencia sobre la dimensión psicológica en la prevención de la conducta suicida; una de las dimensiones que abordaremos junto a la biológica, la social, la espiritual y la ética. No corran a inscribirse. Desde hace meses pusimos ya el cartel de «no hay billetes». Éxito total. Eso sí, me permito adelantarles las tres palabras clave de su esperada intervención: sentido, esperanza y vínculo.
Miguel Guerrero es una persona (y un profesional de la salud) lleno de vitalidad y de entusiasmo. Admiro su pasión y su entrega. Y muy especialmente su humildad. En esta época de egos hiper desarrollados y de tantos personajes sobrevalorados, la modestia de Miguel me impresiona y me enternece. Me conmueve. Y me mejora como persona.
Disfruto mucho al escucharlo hablar del 'Efecto Papageno', ese efecto que contagia optimismo y determinación (pista para los lectores: personaje de la 'Flauta Mágica' de Mozart que, pese a haberlo planificado, finalmente no se suicida y… hasta aquí quiero escribir). Animo a los lectores interesados a investigar sobre este apasionante personaje. Un personaje que da nombre al efecto que Guerrero contrapone, con gran sabiduría, al más famoso (siempre lo negativo 'vende' más) 'Efecto Werther', que llevó al suicidio, por imitación, a un buen número de jóvenes tras la publicación de la novela de Goethe 'Las penas del joven Werther' en el año 1774.
Para este mes, las recomendaciones, que van a girar alrededor de la conducta suicida, son complementarias. Para que podamos sumar los beneficios de su lectura y de la posterior reflexión; y también, para que podamos acompañar, con nuestra presencia pura, auténtica y honesta, procesos difíciles llenos de miedo y de sufrimiento. Miedo y sufrimiento que aparecen en las personas que intentan quitarse la vida, y que aparecen también (junto a la tristeza y la rabia) en sus personas allegadas. La primera propuesta es 'Amarillo', precioso libro (en contenido y formato) de Félix Romeo, en la que el suicidio de un amigo es tratado con una sinceridad impresionante, demoledora. La segunda recomendación es 'Lo que no tiene nombre', de Piedad Bonnett, una madre que escribe sobre el suicidio de su hijo. Intentando dar sentido a la muerte y a la pena. Y, también, a la vida. Y finalmente, una tercera sugerencia: la reciente película 'Los años más bellos de una vida' de Claude Lelouch, un maravilloso canto a la vida y al amor; y en la que se demuestra que, al menos por una vez, las segundas partes sí fueron buenas. Y mejores que las primeras.
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