Feliz cumpleaños, ciencia
Emilio J. Alfaro
Sábado, 10 de mayo 2025, 00:28
El año nació con voluntad de festivo. Celebramos el cumpleaños –en número redondo– de cuatro instituciones de prestigio bien ancladas en la ciudad: el Ateneo ... de Granada cumple un siglo; la Estación Experimental del Zaidín (CSIC), setenta años; el Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), cincuenta; y el Parque de las Ciencias, treinta. Las cuatro tienen en común las tareas –o, al menos, alguna de ellas– de generar, difundir y divulgar la ciencia. ¡Vaya, pues qué falta de oportunidad, ahora que la ciencia y los científicos parecen estar en entredicho, e incluso el sátrapa americano recrimina y censura a los investigadores que no le bailan el son!
¿Tiene entonces sentido celebrar la ciencia en estas efemérides, o más nos vale no hacer mucho ruido y pasar desapercibidos, no vaya a ser que nos den una colleja no solo metafórica? La respuesta es simple y contundente: ahora, más que nunca, debemos participar de las saturnales científicas que estas entidades nos tienen preparadas.
Hoy en día, la ciencia parece inundar toda nuestra vida, pero esta sensación se desvanece si nos detenemos a pensarlo y nos vemos obligados a concluir que lo que realmente atiborra nuestra cotidianidad es la tecnología. La ciencia ocupa un espacio y un tiempo cada vez más reducido en nuestro devenir diario. Pongo como ejemplo el teléfono móvil: este omnipresente y casi omnipotente artefacto representa el culmen de la tecnología de masas. Sin embargo, podemos preguntarnos cuántas personas conocen alguna de las innumerables leyes físicas que dan soporte a la construcción de este inseparable artilugio o –yendo más lejos– cuántas personas se lo han, siquiera, planteado. No hay que ser pesimistas, pero sí reconocer que lo que nos deslumbra de la ciencia es su faceta de aplicación, de desarrollo tecnológico, de hacernos la vida más fácil; lo cual es deslumbrante, pero quizás no tan luminoso como la invocación con la que comienza todo descubrimiento científico: ¡Caramba, qué raro es esto!
La ciencia se alimenta de dudas y necesita tiempo y reposo para llegar a conclusiones y leyes bien construidas, que siempre serán incompletas, parciales y revisables. Una hoja de ruta muy alejada de los patrones que rigen la sociedad actual. La inmediatez, el impacto mediático y la generación de retornos económicos, industriales y/o políticos dominan actualmente el hecho científico. Alguien diría que son aspectos nada desdeñables –cómo no–, pero que no deben desfigurar la verdadera sustancia de la ciencia: una fecunda ignorancia sostenida por la ingente capacidad creadora de la curiosidad humana.
* Emilio J. Alfaro es vocal del Ateneo y astrónomo.
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