Elogiemos a hombres ignorantes
Nuestros responsables no afrontaron la pandemia con una lista de comprobaciones que habrían hecho saltar las alarmas. A la ignorancia se sumó la ineptitud
IÑAKI UNZUETA ALBERDI
Granada
Viernes, 24 de julio 2020, 23:50
El tiempo transcurrido desde el confinamiento nos ofrece una perspectiva desde la cual realizar una evaluación más ponderada de las medidas tomadas. En nuestras vidas ... constantemente tomamos decisiones basadas en predicciones: cuando adquirimos una vivienda, elegimos una carrera o una entidad financiera. Y es el tiempo el que desvela el acierto o el fracaso de cada decisión. Quiero centrarme en el fracaso que, casi siempre, es resultado del exceso de confianza que lleva a identificar lo que sabemos con lo que creemos saber: el profesor que fracasa en sus aspiraciones a la cátedra o el epidemiólogo que yerra en sus predicciones. El fracaso se produce por ignorancia cuando no disponemos del suficiente conocimiento o por ineptitud cuando éste no se aplica correctamente. Kierkegaard señalaba tres tipos de ignorancia: no saber lo que debe saberse; saber lo que no debe saberse y saber mal lo que se sabe. En un mundo ruidoso las señales del conocimiento se pierden y la brecha entre conocimiento e ignorancia se ensancha.
Donald Rumsfeld, exsecretario de Defensa de EE UU, distinguía tres estados epistemológicos: el conocimiento del conocimiento (conocido conocido); el desconocimiento del conocimiento (desconocido conocido) y el desconocimiento del desconocimiento (desconocido desconocido). En torno a un problema existen cosas que sabemos que sabemos (conocido conocido) de suerte que toda pregunta concreta tiene una respuesta exacta. Si formulamos una pregunta y no hay respuesta o es imprecisa estamos ante un desconocido conocido. Finalmente, existen problemas que ni siquiera imaginamos por lo que no podemos formular preguntas.
A Rumsfeld le preocupaban los desconocidos conocidos, pero aún más los desconocidos desconocidos en cuestiones de seguridad, aquellas situaciones que por bloqueo mental o por inexperiencia no imaginamos y es como si no existieran. Para la CIA, el 11-S era un desconocido conocido: no se trataba de una posibilidad que nunca antes no se hubiera planteado. Para Rumsfeld, un desconocido desconocido: una hipótesis que jamás nadie se planteó.
Según Thomas Schelling, «en la planificación existe una tendencia a confundir lo poco conocido con lo improbable. Toda contingencia que no nos hayamos planteado seriamente nos parecerá extraña; lo que parece extraño se considera improbable; y las cosas improbables no hace falta planteárselas seriamente». A mi entender, este fue el planteamiento del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Confundieron lo poco conocido y lo desconocido con lo improbable.
Para Fernando Simón, la pandemia era un desconocido desconocido, una hipótesis nunca planteada a la que se respondió con improvisación en un clima de desconcierto. «Nadie lo vio venir», nos repiten los altos responsables, escudándose así en la ignorancia, y es que, como dice Atul Gawande, «ante un grave error, como primera línea de defensa, es mejor escudarse en la ignorancia que en la ineptitud, porque los fracasos por ignorancia se perdonan, pero el conocimiento aplicado incorrectamente enfurece». Se trataba de ignorancia y también de ineptitud.
El huracán 'Katrina' demostró que la centralización de las decisiones fue un error. En España como en Nueva Orleáns, los primeros días de confusión y burocracia orwelliana se recondujeron con la coordinación y el desplazamiento del poder del centro a la periferia. Por otro lado, las llamadas 'checklist' sirven para prevenir y gestionar con rigor situaciones críticas, son protocolos que ya aplican cirujanos o tripulaciones de avión. El equipo de una UCI debe ejecutar todos los días los 178 puntos de una lista de comprobación. La checklist que la OMS recomienda en cirugía contiene 19 comprobaciones. Por ejemplo, identificando al paciente, si tenemos que operarle de varices no le cortaremos la pierna.
Para nuestros responsables, la pandemia del corononavirus era un desconocido desconocido al que no hicieron frente con una rigurosa lista de comprobación que habría hecho saltar las alarmas: no hubo previsión en la formación de equipos y en el acopio de material y se actuó tarde permitiendo concentraciones de miles de personas. A la ignorancia se le sumó la ineptitud: las señales de Wuhan se perdían en el ruido de las calles de Madrid.
El expresidente del Senado Manuel Cruz escribió un artículo ('Elogio de la ignorancia' ) en el que alababa la honestidad del ministro Salvador Illa porque en una rueda de prensa admitió no saber responder a alguna de las preguntas. Causa perplejidad que en el 5º país con mayor mortalidad por coronavirus y donde la Sanidad es la pedrea ministerial, en lugar de proceder a la revisión crítica de lo sucedido, los errores estructurales y las carencias personales se enmascaren de este modo.
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