De papanatismo supino
De Buenas Letras ·
Eduardo Castro
Miércoles, 1 de marzo 2023, 22:37
Al hilo del artículo 'Neologismos' publicado aquí la pasada semana por Wenceslao-Carlos Lozano, y en la estela también del firmado por José Luis Martínez- ... Dueñas el 5 de enero a propósito del término 'gentrificación', vengo hoy a referir el papanatismo supino en el que a mi juicio caen determinados periodistas, tertulianos, comentaristas, políticos y demás protagonistas de la actualidad informativa que a diario –y por desgracia cada vez en mayor número– maltratan la mundialmente ensalzada 'lengua de Cervantes' con anglicismos innecesarios o incluso mal empleados, imperativos suplantados por infinitivos, adverbios de tiempo transmutados en adverbios de lugar, numerales cardinales empleados como ordinales o confundidos con partitivos, etcéteras repetidos o mal alargados, verbos inventados sin sentido... Y, para guinda del pastel, lo que yo denomino «la pedante moda de la elongación de las palabras».
Vayamos por partes. Afirmaba el profesor y académico Martínez-Dueñas que «muchos anglicismos provienen de cierto papanatismo y del desconocimiento de nuestra lengua», con lo que no puedo estar más de acuerdo. Pero peor aún que su innecesario uso en detrimento de sus equivalentes en nuestra lengua, lo que perturba más mi inteligencia es el abuso que muchos indocumentados hacen, un día sí y otro también, de estos malavenidos neologismos. Valga como muestra de la 'neologitis' aguda que el profesor y académico Lozano diagnosticaba, el llamar ahora 'influencers' a quienes siempre han sido 'influyentes', ejemplo al que yo añadiría la idiotez de decir 'sponsor' en vez de 'patrocinador', llamar 'containers' (pronunciando 'conteiners', eso sí) a unos simples 'contenedores' o titular 'Fashion Week' a una 'Semana de la Moda' en suelo ibérico.
En cuanto al estiramiento de las palabras, es como si, al hacerlo, el vocablo se ennobleciera y, al parecer más importante, su significado, aun siendo el mismo, dotara al hablante de un aura intelectual superior a sus interlocutores. De manera que las conductas humanas han pasado de ser ejemplares a 'ejemplarizantes'; a quienes hacen algo mal ya no se les puede culpar, sino 'culpabilizar' por ello; las cartas y paquetes ya no se reciben, se 'recepcionan'; los dineros no se cuentan, se 'contabilizan'; las carreteras no se señalan, se 'señalizan'; los compromisos no se cumplen, se 'cumplimentan'; los argumentos no se concretan, se 'concretizan'... y las ideas no se aclaran, se 'clarifican' (¿como los vinos?, suelo preguntar cuando oigo esta expresión). Podíamos seguir hasta el aburrimiento: 'influenciar' por influir, 'marginalizar' por marginar o 'inicializar' por iniciar, por no hablar de 'calendarizar' por agendar o 'problematizar' por dificultar.
Papanatismo es lo que hace un papanatas: «persona simple y crédula o demasiado cándida y fácil de engañar». Ténganlo en cuenta antes de usar las expresiones aquí señaladas.
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