Golpe de efecto y de realidad
Sánchez inicia en pleno 25-N el relevo de García Ortiz al elegir a la fiscal contra la violencia de género, que deberá blindarse a la crispación política
Editorial
Martes, 25 de noviembre 2025, 23:28
La designación de Teresa Peramato Martín como relevo del dimitido Álvaro García Ortiz al frente de la Fiscalía General del Estado tiene algo de golpe ... de efecto y, a la vez, de realidad. Pedro Sánchez dio ayer a conocer la elección de la fiscal contra la violencia de género para asumir la más alta responsabilidad en el Ministerio Público en pleno 25-N, horas antes de las manifestaciones que recorrieron el país en protesta por el maltrato a las mujeres y en favor de la igualdad. No es de poca importancia que hiciera coincidir el anuncio en una fecha tan señalada en el calendario, ahora que el presidente del Gobierno insiste en liderar la lucha contra el machismo, cuestionado por un negacionismo creciente que Sánchez sitúa en la derecha y la ultraderecha. Pero también torpedeado entre sus propias filas, a raíz de las bochornosas conversaciones entre su exministro José Luis Ábalos y Koldo García, o de que la empresa de Santos Cerdán contratase para sus corruptelas a su cuñado cuando cumplía condena por agresión machista.
La nominación de Peramato para encabezar la institución que reúne a los acusadores públicos de España la coloca de forma abrupta en el foco de la crispación política. Bajo la sombra de la polarización desatada por la condena a García Ortiz por revelación de datos reservados del novio de Isabel Díaz Ayuso, procesado por fraude a Hacienda, la futura fiscal general estará obligada más si cabe a desempeñar su cargo con absoluta imparcialidad y discreción, especialmente en la investigación de los delitos y la protección de sus víctimas y colectivos vulnerables. La beligerancia que impregna la pugna entre el Ejecutivo y el PP pondrá a prueba su habilidad para blindarse a eventuales tutelas de Sánchez, activado ante lo que considera un «acoso judicial» a su entorno más cercano, y las presiones de la oposición para evitar cualquier tipo de instrumentalización de la Fiscalía.
El perfil de Peramato –con 35 años de experiencia y acreditada solvencia a juicio de las diferentes asociaciones de fiscales– le ayudará a capear las responsabilidades que entraña un nombramiento que hoy valorará el Consejo General del Poder Judicial. Sería un error para el ejercicio de su función que se quedara encasillada en un perfil determinado, que lo tiene en calidad de expresidenta de la Unión Progresista de Fiscales como lo fue su antecesor, en vez de concentrarse en explotar sus virtudes sin aristas y arreglar los descosidos internos que le llegarán en herencia.
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