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La censura no es una broma

Editorial

Viernes, 19 de septiembre 2025, 23:07

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El popular presentador de televisión Jimmy Kimmel se ha convertido con la fulminante cancelación de su programa en la última víctima de la ofensiva contra ... la libertad de expresión en EE UU, recrudecida a medida que avanza el segundo mandato de Donald Trump. Con la suspensión del 'late show' de Kimmel, que acusó a los republicanos de usar el asesinato de su referente ultra Charlie Kirk para iniciar una caza de brujas en la izquierda, Trump se libra no solo de un formato incómodo. También de una figura muy influyente, cuyo cese ha despertado una ola de solidaridad y denuncia. Los intentos de Trump por amordazar a voces críticas son una expresión de intolerancia más propia de una autocracia que de un país con una ejemplar lucha por los derechos sociales. Desde su regreso a la Casa Blanca, el magnate está decidido a socavar ese legado al desatar una ofensiva en todos los frentes que cuestionen su gestión o turbio pasado. Jueces, políticos demócratas, responsables de la Reserva Federal, la Universidad de Harvard y ahora los cómicos saben que la censura de Trump no es ninguna broma. Lo peor, que sus mordazas parecen amortizadas al no pasarle factura en su electorado.

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