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La economía como paradoja

Editorial ·

Toda crisis económica dificulta la vida de la mayoría al tiempo que sigue brindando oportunidades a determinados segmentos de la sociedad

Lunes, 6 de febrero 2023, 00:03

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La inflación no acaba de contenerse a la baja a pesar del incremento del precio del dinero por parte de los bancos centrales. El mantenimiento de la subyacente hace que las autoridades monetarias desconfíen de que sus propias medidas alcancen a contenerla. Los productos de alimentación continúan al alza. La subida del euríbor hipoteca aun más los ingresos mensuales de infinidad de familias. Las entidades financieras han cerrado 2022 con beneficios récord que permiten repartir dividendos entre miles de accionistas con inversiones de muy distinta cuantía. Mientras se esperan nuevas fluctuaciones en la factura energética derivadas de la guerra de Putin y las consiguientes sanciones sobre la comercialización de las reservas rusas. Toda crisis económica propende a la dualidad social. Encarece y dificulta la vida de la mayoría al tiempo que sigue brindando oportunidades a determinados segmentos de la sociedad. Cada país sale más desigual del embate, y el mundo en su conjunto.

El reto inmediato consiste en atenuar la brecha resultante de cada ciclo recesivo o desaceleración no solo por justicia social. También porque el interés común exige que las posibilidades del capital se asienten sobre capacidades de consumo y expectativas de futuro basadas en salarios dignos y en una distribución razonable de las rentas disponibles, incluida la vía de las cuentas públicas. El regreso a la dialéctica de la lucha de clases, a la búsqueda de un culpable cuya conducta explique prácticamente en su totalidad la injusticia social, desenfoca de tal manera la aproximación a los problemas de la economía y del bienestar que contribuye a perpetuarlos. Cuando ese discurso cala en el Gobierno resulta aun más pernicioso porque elude la búsqueda de soluciones transfiriendo responsabilidades propias hacia actores de los que la economía no puede prescindir, sugiriendo actuaciones públicas que desincentivan su concurrencia en la generación de riqueza y empleo.

Las injusticias derivadas del capitalismo pueden ser corregidas parcialmente por una tributación progresiva, por la inversión en áreas de rentabilidad social poco atractivas por su baja reversión, por la intermediación institucional en las relaciones sociales. Pero vistos los límites que evidencia la contención de la inflación a través del incremento del precio del dinero resultaría insensato ahondar en la intervención pública con el ánimo de rebajar los precios al consumo o el coste de la vivienda.

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