Economía de guerra
La Carrera ·
El Banco Mundial ha anunciado que la crisis empujará a la pobreza extrema a entre 110 y 150 millones de personas durante este año y el próximoRafael Civantos
Viernes, 6 de noviembre 2020, 01:29
La situación excepcional que estamos viviendo ha activado una economía de guerra por el coronavirus. Esto está cambiando nuestra vida de una forma que no ... imaginábamos, llevándonos a una situación excepcional y por consiguiente a tener que tomar también decisiones de carácter excepcional que muchas veces pueden incluso llegar a ser contrarias a nuestros propios principios, o cuando menos a los usos y costumbres que durante años hemos venido manteniendo o conviviendo en nuestro día a día con ellos y ahora vemos como de un plumazo muchos de ellos desaparecen, para dejar unas medidas muy excepcionales y por supuesto totalmente diferentes.
La economía de guerra es un concepto que engloba una serie de medidas y actuaciones excepcionales que se aprueban cuando se atraviesa una gran crisis. En sus inicios este término lo aplicaban los estados cuando destinaban todos sus recursos a la financiación de una guerra, pero ahora se emplea para un escenario y un objetivo totalmente diferente. Diferente porque en el contexto actual la economía de guerra estaría destinada a centrar el gasto en reforzar el sistema sanitario. Otro objetivo sería evitar que se hundan las finanzas de las personas que ven cómo sus ingresos disminuyen por esta crisis.
Desde el principio de febrero y hasta el día de hoy, el virus se ha propagado a una velocidad endiablada. El motivo es que ahora las comunicaciones están más desarrolladas que nunca y cualquier persona puede viajar a la otra punta del planeta en menos de 24 horas. Otro problema es que los síntomas del coronavirus tardan días en aparecer y nunca antes se había tratado esta enfermedad. Estos factores han provocado que el Covid-19 se propague con sus consecuencias sanitarias y financieras. Ante este escenario la economía de guerra se plantea como una solución.
No podemos hablar de guerra porque no hay conflicto, pero sí de economía de guerra, sobre todo durante la pasada primavera en la que diferentes industrias se reconvirtieron para producir elementos sanitarios como mascarillas, equipos protectores, geles hidroalcohólicos. La economía está dañada a nivel global y el impacto socio económico está siendo brutal. El Banco Mundial ha anunciado que la crisis empujará a la pobreza extrema a entre 110 y 150 millones de personas durante este año y el próximo. La realidad es que desde la II Guerra Mundial no recordábamos un problema sanitario global como el generado por la Covid-19.
Por ello cada día se hace más necesario reducir gastos, redimensionar la producción, repensar la estrategia, innovar y formarse en tendencias de este nuevo futuro que estamos viendo venir, y todo el conjunto de la sociedad civil, las empresas y la administración pública han de trabajar juntos para un mismo objetivo: ganar. Pero sin olvidar que son las estructuras más pequeñas, quienes tienen más agilidad, y sabe, por experiencia, que la eficiencia lo es todo, estando marcados por la tecnología desde nuestros inicios teniendo la innovación como bandera. Desde el inicio nos dicen que saldremos juntos de ésta y estoy convencido de ello.
Las consecuencias que dejará en la economía la crisis del coronavirus serán muy graves, pero impredecibles por el momento. Pese a la crudeza de lo que se avecina, algunos datos pueden dar un plus de resistencia a muchas personas que vivimos en zonas rurales, por aquello de lo que ahora tan de moda se le ha venido a llamar la resiliencia. Vamos lo que toda la vida ha sido la economía de guerra.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión