Me han echado de la radio
Opinión | Puerta Purchena ·
«Lo de los tertulianos en este país ha alcanzado un grado de demagogia y manipulación que a mí, personalmente, me han echado de la radio»Venía ayer por la mañana a trabajar tan tranquilamente cuando se me coló en la radio del coche una emisora en la que hablaban de ... política. No les diré de qué emisora se trataba, sólo que estaba muy, muy a la derecha de todo. Me quedé perplejo cuando sus tertulianos después de destrozar con saña a Pedro Sánchez y al PSOE; a Carmena y a Pablo Iglesias; hicieron lo propio con el PP de Pablo Casado, pero también con el PP de Mariano Rajoy y con el de Feijóo, para después hundir en el fango a la presidenta del Congreso, Ana Pastor. Seguí escuchando sabiendo que iba a ser la última vez que lo haría y mientras oía lo que decían me imaginaba a los periodistas tertulianos dejando espumarajos en el micrófono porque hablaban como si tuvieran la úlcera abierta o unas hemorroides sangrantes que les metía fuego en el culo.
Lo de los tertulianos en este país ha alcanzado un grado de demagogia y manipulación que a mí, personalmente, me han echado de la radio. Ahora cuando salgo por las mañanas a andar un rato me pongo música y si me toca la hora de un informativo oigo las noticias en la primera emisora que me salga. Cada uno tiene sus ideas y con ellas debe vivir. Yo también. Y cada cual tiene derecho a manifestar su opinión. Ahora bien, yo he oído a periodistas en la radio y me he sentido insultado, precisamente, por no pensar como ellos. ¿Qué derecho tiene nadie a insultar a otro por no pensar igual? En los últimos años en este país los tertulianos se han configurado como una nueva clase social que cree que lo que dicen va a misa y que, peor aún, son los únicos que están en posesión de la verdad. Hay periodistas que viven de pasearse por los platós o por las emisoras de radio aunque cuando los presenten digan que son directores, redactores jefes, subdirectores, especialistas de tal o cual medio. Si les pagan por opinar (ojo que además saben de todo, da igual que hablen de política o de la fusión de los átomos, se atreven con todo), pues perfecto, ahora bien opinar no significa insultar o menospreciar a nadie porque olvidan que quienes están al otro lado, quienes les escuchan, tienen diferentes sensibilidades. Periodistas tertulianos y políticos reconvertidos en analistas de la actualidad, esos son los que hoy por hoy crean opinión en este país. Lo malo es que lo hacen de la manera más zafia, maleducada e irrespetuosa posible. El otro día oía a Rosa Díez (protagonista de la travesía que va del PSOE del País Vasco a UPyD terminando no se sabe dónde) referirse al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como «el tipo ese», en un tono despectivo con el que ella misma dejó claro quién era.
Nos queda una semana para que los periodistas-políticos-tertulianos sigan descalificando a cuantos se pongan delante, pero yo ya no les escucharé. Una semana para volver a las urnas y elegir a nuestros alcaldes. Por cierto, aunque lo siguiente sería objeto de un profundo análisis, la elección que se hace de candidatos es, en demasiados casos, un insulto al ciudadano. ¿Dónde está el nivel y la preparación que deben tener?
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