Más dinero para la sanidad privada
La carrera ·
El Gobierno andaluz de PP y Cs, con la suma de Vox, ha dado muestra desde el principio de su interés en privatizar los servicios públicos, entre ellos la sanidad públicaRafael Civantos
Jueves, 28 de enero 2021, 23:27
Esta semana he escuchado decir al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que pondrían todos los recursos que fuesen necesarios para ... que ningún ciudadano Andaluz se quedara sin asistencia sanitaria, ya fuese en la sanidad pública o en la sanidad privada. Que viéndolo así es normal que ante la situación de pandemia que vivimos se redoblen los esfuerzos para que a nadie le falte la asistencia sanitaria y que pueda ser atendido ante cualquier enfermedad o dolencia, se trate de la covid o de cualquier otra que le pudiera surgir en un momento determinado.
Pero lo que me resulta bastante chocante es que se diga tan alegremente que se pondrá a servicio de cualquiera la sanidad privada, dejando de lado el reforzamiento de la sanidad pública, que tan importante es. Vamos a invertir y pagar facturas de clínicas privadas mientras tenemos muchos de nuestros hospitales y centros de salud casi desmantelados y carentes de personal que puedan prestar los servicios a todos los ciudadanos de una manera eficiente y eficaz. Si hubiésemos fortalecido el servicio desde que empezó la pandemia ahora estaríamos plenamente preparados y tendríamos una red sanitaria pública lo suficientemente fuerte para hacerle frente a cualquier eventualidad que se pueda presentar a consecuencia de la pandemia.
El Gobierno andaluz de PP y Cs, con la suma de Vox, ha dado muestra desde el principio de su interés en privatizar los servicios públicos, entre ellos la sanidad pública. Es propio de su ideología demostrada previamente cuando han gobernado en otras partes de España. Por eso bajan los impuestos a los que más tienen; acuerdan presupuestos deficientes para la sanidad pública, que no corrigen el deterioro ocasionado en la década de recortes anterior ni atiende las nuevas necesidades; nombran para dirigir el SAS, y muchos de sus centros, a gestores con amplia formación en el sector de la medicina privada; financian un supuesto plan de choque para remediar las listas de espera que deriva su mayor parte al sector privado y ordena suspender la subasta de medicamentos, una decisión que sólo favorece a las grandes farmacéuticas. Todo esto es algo que a priori huele bastante mal, pues lo que subyace en todo es el desmantelamiento de sector público en aras de fortalecer el privado.
Andalucía atraviesa por el peor momento desde que comenzara la pandemia. Se ha multiplicado por cinco el índice de contagios desde el inicio de esta pesadilla y la incidencia va, imparablemente, en alza. Las UCI están desbordadas y la población, lógicamente, desesperada, indignada y confundida porque hace un mes era llamada a celebrar la Navidad, así se dijo desde el Gobierno andaluz, y ahora la Junta le hace responsable de las alarmantes cifras de covid-19. En medio este tsunami sanitario y social se cumplen dos años desde que Moreno Bonilla pactara con Ciudadanos y con la extrema derecha para hacerse con el poder en San Telmo pese a no ser el líder elegido por la mayoría de los andaluces. En el ecuador de su legislatura, lo que anunció como el gobierno del cambio lo ha sido, sí, pero a peor. Ha cambiado el rumbo de Andalucía, ciertamente, pero hacia el desastre, puesto que se ha perdido un tiempo primordial para poder reforzar plenamente toda nuestra red sanitaria pública, en lugar de debilitarla como está pasando ahora mismo, o más bien desde que Moreno Bonilla se aposentó en San Telmo, con el único referente de desmantelarla más pronto que tarde.
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