Difícil de entender
Opinión | Puerta Purchena ·
«Hacer autocrítica conlleva tomar decisiones y asumir responsabilidades, aunque estas fuesen quedarse a un lado»Cierto es que hace apenas una semana se celebraron las elecciones generales y que seguramente habrá que esperar a que finalicen las municipales, autonómicas y ... europeas para que los partidos muevan ficha y tomen decisiones. De lo contrario sería complicado de entender y que todo continuara igual que ahora, difícil de asumir. Me refiero a que las urnas han arrojado unos resultados y, de momento, nadie ha asumido responsabilidades. Dirán que sí, que el PP, con Pablo Casado a la cabeza, ha hecho autocrítica y borrón y cuenta nueva por lo menos hasta el 27 de mayo. No creo yo que Casado haya hecho ninguna autocrítica, lo que ha hecho es quedarse callado con esa sonrisilla de niño travieso de la que hace gala en las ocasiones más adversas. Hacer autocrítica conlleva tomar decisiones y asumir responsabilidades, aunque estas fuesen quedarse en el camino. Las primarias en el PP fueron fratricidas, y en el fondo lo que tuvieron fue un poder destructor enorme que se ha visto en las urnas y después de ellas. Dar un viraje al centro como ha hecho Casado después de que su estrategia política hiciera aguas por todos lados no es hacer autocrítica. Decir que Vox es un partido de ultraderecha después de ofrecerle ministerios, tampoco. El PP de Casado terminó con todo lo anterior y el PP de Casado, a la postre, ha terminado con el mismo Casado. Que se cometieron errores es evidente. Que esos errores no desaparecen con declaraciones pequeñitas, también. Y mucho me temo que unos resultados favorables al PP en las municipales, autonómicas y europeas no van a ser suficientes para recomponer el muñeco roto en el que ha quedado el partido. Recuperar a José María Aznar como gran valedor de la política popular fue tirarse al vacío porque se obvió el descrédito del expresidente del Gobierno fuera y dentro del PP. El problema de ir sobrados por la vida es que al final te sobras tu mismo. Poner a Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos (no pasa nada porque en el DNI no pueda poner todos sus apellidos, yo también tengo los ocho apellidos vascos y no soy ni mejor ni peor que el que no los tenga), por Barcelona fue un acto de desafío grande. Más aún cuando la candidata se jactaba de no saber catalán. Tampoco lo va a aprender ahora. Pero tuvo sus consecuencias. Porque en el fondo la política del PP en Cataluña no ha hecho sino reforzar a los nacionalistas. Lo mismo que en el País Vasco. En Cataluña el PP prácticamente ha desaparecido, pero ha dado alas a Esquerra Republicana que ha conseguido 6 escaños más que en 2016. En el País Vasco aún es peor. Aquí el PP ha desaparecido del todo. El PNV mejora resultados siendo la primera fuerza política y Bildu multiplica por dos los resultados de hace tres años.
Si malo es todo lo anterior, aún lo es más como imagen ese alejarse de las siglas del partido en las municipales. No es que renieguen de ellas, sino que están tan devaluadas que es preferible dejarlas a un lado y eso creo yo no ha ocurrido nunca en este partido. Los candidatos concurrirán a las elecciones con sus nombres de pila, el azul característico y alguna leve referencia a la gaviota. Es decir, que la marca personal vale y pesa más que las siglas del partido. Aunque la evolución del PP en las citas electorales ha ido a la baja, Casado no debiera olvidar que Mariano Rajoy fue desalojado de la Moncloa merced a una moción de censura (hay que recordar también que no fue apoyada por Ciudadanos), por los problemas de corrupción en el seno del partido. Cierto es que el devenir del PP desde 2011 es un hecho, como lo es también cierta recuperación en 2016 (consiguió 137 escaños, después de que en 2015 obtuviera 123 -63 menos que en 2011-). Pero ese devenir ha tocado fondo con Pablo Casado que no va a tener grandes problemas para aprenderse el nombre y los dos apellidos de los otros 65 diputados que le acompañarán en el Congreso. Por eso, atribuir a Mariano Rajoy todos los problemas es ciertamente alevoso.
Eso en el bando del PP, pero ¿qué ocurre en el de Unidas Podemos? Pues ni idea porque Pablo Iglesias no sé dónde está, aunque en este lado tampoco se asumen responsabilidades de momento. Podemos llegó al Congreso en las elecciones de 2015 y lo hizo con 69 diputados. En la siguiente cita se unió a Izquierda Unida y consiguió 71 diputados, los mismos que ya tenían cuando acudieron por separado ya que el partido de Alberto Garzón tenía 2. Y tras la cita del 28 de abril la formación de Iglesias y Montero perdieron 29 escaños y se quedaron en 42 diputados. La única respuesta que se ha oído como un clamor es el silencio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión