Qué terrible es este virus, pues sigue matando a gente y dejando secuelas en muchos de los que logran vencerlo. Ganaremos esta batalla, pero el ... maldito bicho todavía se cobrará muchas vidas. La situación es paradójica, porque tenemos la solución en forma de vacuna, aunque no podemos aplicarla con la rapidez y el alcance que a todos nos gustaría. Toca seguir aguantándose las ganas de volver a ser los de antes, de volver a hacer lo que hacíamos, de besarnos, abrazarnos, de juntarnos en familia y con amigos. Este paréntesis sigue abierto y no se cerrará hasta que la pandemia sea historia, porque el coronavirus seguirá entre nosotros.
Ya se rumorea que esta semana podrían levantarse las restricciones de movilidad entre provincias en nuestra comunidad, pero siempre que el nivel de contagios no supere los límites establecidos. Será una buena noticia si sabemos ser responsables. Lo estamos siendo, al margen de que haya algunos casos, que nos inviten a pensar en lo contrario. La gente sigue utilizando la mascarilla sin poner muchos reparos y se guarda, más o menos, la distancia de seguridad.
Poder moverse entre provincias significa para muchos volver al pueblo y visitar a la familia. Es fundamental para comenzar a recuperar el turismo, aunque sea sólo entre andaluces. No me diga que no le gustaría estar caminando ahora por el Paseo de los Tristes de Granada y cenar esta noche en alguno de esos restaurantes con vistas a la Alhambra. Imagínese paseando por la judería de Córdoba, subido a lo más alto de la Giralda en Sevilla, de compras por la calle Larios de Málaga, degustando la gastronomía de Jaén en su Parador medieval, brindando con la mejor manzanilla en Cádiz y dando buena cuenta de un jamón ibérico bien veteado en Huelva.
Seguro que otros muchos paisanos andaluces soñarán con llenarse de mar y de sol en las playas de Cabo de Gata, salir de tapas o sentarse, a mesa y mantel, a disfrutar de platos con más enjundia. Subir a la alcazaba y descender a las entrañas de Almería a través de sus refugios. Comer buenos tomates, que todavía es temporada, junto a los mejores pescados y mariscos del mediterráneo. Elevarse hasta Calar Alto y conectar con las estrellas, contagiarse de la magia de los pueblos de La Alpujarra. Esta provincia está repleta de encantos de poniente a levante y desde Los Vélez hasta la isla de Alborán.
No necesitamos destinos lejanos, porque llevamos mucho tiempo viajando únicamente entre nuestros recuerdos. A mi se me amontonan en la cabeza decenas de momentos agradables aquí y allá. Estamos deseando volver a experimentarlo, a sentirlo, a disfrutarlo. Eso sí, con responsabilidad y todas las medidas de seguridad posibles ¡Qué ganas tenemos todos! Imagine la alegría para las empresas y los trabajadores del sector del turismo y de la restauración. Las que han aguantado están al límite y mantienen la esperanza de que este verano sea distinto, mejor que el anterior.
Quiero que toda esta pesadilla se acabe lo antes posible, pero soy consciente de que nos queda un largo camino que recorrer. Vacunas, vacunas y más vacunas. Mientras llegan las dosis para todos no podemos dejar de ser civilizados. Pronto finalizará el estado de alarma y me preocupa lo que pueda suceder. Sigamos avanzando todos, pero sin perder la cabeza. Cada descuido es una batalla que gana la covid-19.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión