Democracia madura
Marcial Vázquez
Politólogo
Jueves, 1 de agosto 2024, 23:10
España no es Venezuela, ni se le parece. Y Pedro no es Maduro, aunque lo desee. Lo que sí es Pedro es la versión de ... Trump, porque la falta de respeto a la verdad y a la democracia del caudillo del Pilar es muy semejante a la del ex presidente americano. Digo esto para poner las cosas en contexto y no distraernos con hipérboles que solo acaban beneficiando al que se pretende atacar, además de ser mentiras. Eso sí, es difícil no tener la impresión de que el PP se encuentra más cómodo haciendo oposición en Venezuela que aquí, además de ser mucho más acertado todo lo que hacen contra Maduro que contra Pedro, quitando ese viaje- no viaje ridículo de pinyPons con otros figurantes.
Pero con Venezuela sí es cierto que se ha vuelto a evidenciar una patología de esta izquierda del rencor del siglo XXI que ya venía perfilándose desde hace algunos años: la degradación moral y política que los lleva a preferir una tiranía de izquierdas a una democracia donde pueda gobernar la derecha. Con pensar que hay gente en la izquierda que llama extrema derecha al centrismo soplagaitas de Cuca y Raxoi, no es de extrañar que defiendan que Cuba es una democracia y que las elecciones de la dictadura venezolana han sido limpias. Maduro, al menos, puede decir que contó con los mejores siervos del Reino español: los sicarios podemitas, los terrolistas de Herri Batasuna y el infame Zapatero, oprobio y vergüenza internacional para nuestro país de manera inaceptable, porque no se puede ni aceptar ni justificar de ningún modo que el ex presidente de un país europeo se dedique a blanquear a un tirano criminal.
Y es un problema preocupante que a estas alturas pueda existir alguna duda posible sobre lo que es una democracia y lo que es una dictadura. No vamos a centrarnos, como es lógico, en debates inútiles e insoportables de pedantes académicos que para explicarnos lo que es la democracia redactan, solo de introducción, 150 páginas. Pero entendiendo que el tipo puro de democracia o de dictadura difícilmente suelen darse, sí hay cuestiones de pura naturaleza que nos dicen si estamos en una democracia o en una dictadura. Por ejemplo, España sigue siendo una democracia, aunque tensionada; Venezuela es una dictadura, aunque no al estilo nazi o Mussolini. De ahí que sea básico para la calidad de una democracia e incluso para su propia supervivencia una cultura básica sobre lo que es democracia y lo que es democrático, empezando por la primera norma esencial: puede ser democrático- e incluso lo es- opiniones y partidos que no me gusten. Luego, para seguir, la práctica del algodón democrático: qué diría de esta conducta de mi partido si lo hiciera el enemigo. Y, para terminar, asumir que en ocasiones lo mejor para mi país y para el sistema democrático es ayudar a que los míos pierdan el poder.
Creo que dijo Aznar que antes de romperse España, se rompería Cataluña. Y creo que puede empezar a decirse que antes de que se rompa España, se romperá el PSOE. Sobre todo porque Pedro Tramp ha decidido lo que no van a perdonarle muchos compañeros: que les toque el bolsillo para dárselo a los catalanes. Lo que no han conseguido los códigos morales, políticos, éticos e incluso legales, acabará consiguiéndolo la disputa por la «pela». La historia se escribe con renglones torcidos, y el fin del trampismo puede llegar mientras el PP está ocupado con Maduro y medio socialismo no va a entregar su bolsa para darle a Illa la vidorra.
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