La democracia es fácil
La Carrera ·
Amplios sectores de la sociedad, cada día más, se inclinan por sistemas populistas, donde el poder de la mente es sustituido por el sentimiento y las emocionesjuan santaella
Jueves, 1 de abril 2021, 21:37
E n nuestro mundo actual, cada día es más frecuente encontrar personas que no consideran básica la democracia para vivir en sociedad, sobre todo determinadas ... élites económicas y políticas que ven cómo la eficacia y la rentabilidad no precisan de ésta, tal y como está ocurriendo en China.
En 'Un mundo feliz', Aldous Huxley distinguía los dos tipos de tiranía que acechan a la humanidad: la que vendrá a través de la represión, y obligará a obedecer a los que mandan, como ya lo había recogido George Orwell, en su libro '1984'; y la que se impondrá mediante la seducción, que nos inducirá a desear obedecer, que es la que, según Huxley, se impondrá. De una manera u otra, tanto Huxley como Orwel no auguraban a la democracia una larga vida.
Hoy, vemos, con extrañeza, cómo amplios sectores de la sociedad se inclinan por sistemas populistas, donde la organización política consiste en cumplir las directrices de un líder carismático (Trump, Bolsonaro, Putin, Salvini, Le Pen, Abascal…); donde ciertas redes sociales van seduciendo a las masas con bulos; y donde el poder de la mente es sustituido por el sentimiento y las emociones. Los problemas dejan de ser complejos, para hacerse fácilmente solubles, gracias a las falsedades de los líderes y de determinadas redes.
Esa pérdida del poder de la razón es causada por el miedo al futuro, y a las graves incertidumbres que nos acechan, tanto más cuanto más débil se es. Esto induce a muchos a buscar el resguardo de líderes y de patrias que nos salvarán de los nuevos tiempos y de la inmigración, que nos roba el trabajo y la paz. Por eso, el discurso racional desaparece, y se impone el del miedo y el del odio.
Por esa visión tan simplista, interesada, y demagógica de ver el mundo, el mantenimiento de las democracias liberales no es fácil de resguardar. Éstas se basan en la igualdad básica de las personas, y en la práctica de la libertad, mediante una serie de derechos reconocidos en las constituciones. Para su logro, ha de imperar la igualdad de oportunidades, y el reconocimiento de los derechos básicos que permitan una vida digna.
Hoy, determinados grupos políticos o económicos desvirtúan la verdad para someterla a sus propios intereses, y una nueva Torre de Babel se ha instaurado. Hemos entrado en una sociedad líquida, donde las verdades de siempre se han perdido, y las palabras han dejado de tener su significado primigenio para ser adulteradas y manipuladas.
Tan preocupante es la situación, que el historiador Yuval Harari, Profesor de la Universidad de Jerusalén, afirma en su exitosa obra 'Homo Deus', donde reflexiona sobre el futuro de la humanidad: «Una vez que alguien consiga la habilidad tecnológica para manipular el corazón humano, la política democrática se convertirá en un espectáculo de guiñol emocional».
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