Al final la ciudadanía nos estamos acostumbrando a oír y decir lo que se considera políticamente correcto, independiente de que sea verdad, mentira o una ... falacia cualquiera, pues a los jueces de lo políticamente correcto solo les importa este concepto en cuanto que es un vehículo ideológico de dominio social. Lógicamente, lo considerado como 'políticamente correcto', no deja de ser una contradicción democrática al castrar el desarrollo mental y expresivo de los ciudadanos que se ven obligados a adaptarse a esta tiranía del pensamiento único imperante.
En la política ateniense se utilizaba una palabra que definía la esencia del debate democrático tal es la palabra «parresía» un término compuesto de las palabras pan (todo) y reo (decir) o lo que es lo mismo hablarlo todo con libertad, con franqueza, sin callarse nada, con verdad y ante cualquier persona, tuviese el poder que tuviese. La realidad nos evidencia que, cualquier persona desde aprendiz a político a ejecutivo consumado, esta palabra no solo no figura en su diccionario, es que le aterra pensar que pueda ser utilizada.
Conviene también advertir que decir lo que se piensa exclusivamente y sin un razonamiento amparado en una sana percepción de la realidad, no deja de ser una utilización malvada o inadecuada del término parresia, cuando amparándose en una libertad, que no se tiene, se engaña, insulta o calumnia, realidad que es frecuente en el acontecer diario. En la moral católica se reconoce como falta la contumelia, que es el término con el cual se designa la violación del derecho al honor, cuando públicamente a una persona se le ofende e injuria, es decir se falta a la caridad con esa persona.
Ahora bien, lo que comentamos hoy, es esa contumacia a la autolimitación para expresarnos en unos términos que consideramos políticamente correctos y huimos de expresar nuestra sincera opinión por miedo y eso solo se entiende como una probada falta de libertad. De muy joven aprendí que la libertad, es la capacidad de ser sincero con uno mismo y con los demás privada y públicamente siempre que no exista coacción o daño, de ahí que aceptar como norma de expresión lo considerado como políticamente correcto es una evidencia de la pérdida de libertad; independientemente de otro aspecto como puede ser el mal uso de la lengua materna como ocurre con el llamado lenguaje inclusivo.
La denominada 'Memoria democrática' es un ejemplo de creación de una lectura de la Historia 'políticamente correcta', cosa que no es verdad objetivamente, pero sirve a unos fines como señalara G. Orwell: «La manera más efectiva de destruir a las personas es negar su propio entendimiento de la historia» y eso va en dirección del totalitarismo ideológico que es lo que se busca imponer.
La realidad política que vivimos se caracteriza por una guerra cultural abierta para imponer un pensamiento único y con ello el control social; es por lo que se impone la necesidad de ser beligerante y luchar por la libertad, comenzando por utilizar la verdad y su expresión sincera, tal vez debamos utilizar el sentido del término 'parresía' con frecuencia y consciencia.
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