Defender a los 'mártires' granadinos

La culpa del bochinche en que estamos sumidos esta inolvidable semana es de Luis Enrique. El Gobierno lo tenía todo previsto para que el follón ... de la externalización presuntamente fraudulenta de las agencias estatales y el abaratamiento de la Sedición y la Malversación coincidieran con un imperial acueducto festivo y, además, en pleno mundial. Entre lo complicado de encender la chimenea en el alojamiento rural y el tikitaka de la Selección, ¿quién le iba a prestar atención a tanto desbarre del ejecutivo, a tanto desmán normativo? Sin embargo, Luis Enrique falló. Fallaron los jugadores. Fallaron los penaltis. Y si en Granada ya estábamos entre deprimidos e iracundos desde el pasado (y pesado) lunes, el naufragio de La Roja ha contribuido a hacerlo todo más insoportable y pesaroso. ¿Vieron la cara de emoción de Nadia Calviño en La Coruña al 'descubrir' que el edificio que, dicen, será sede de la agencia de supervisión de inteligencia artificial tiene una placa en reconocimiento a su padre? ¡Chorpecha! Que no era consciente, ha dicho la vicepresidenta. ¡Desde luego que no! Inconsciente total, a pesar de la cara de ternura y arrobo que mostraba mientras se hacía arrumacos con la alcaldesa coruñesa, Inés Rey. Parece que la semana que viene se reúnen los firmantes del Pacto de los Mártires. Teniendo en cuenta las palabras del socialista sevillano Rodríguez Gómez de Celis, hombre de confianza de Pedro Sánchez, recomendando al alcalde granadino que rebaje el tono de sus protestas, lo de 'mártires' puede acabar siendo puro realismo. Del más sucio. De ese cónclave solo puede salir una postura: apoyo conjunto, unánime, firme y convencido a una defensa numantina de la candidatura granadina. Una reivindicación justa que es necesario impulsar y mantener hasta las últimas consecuencias, utilizando cualquier resquicio legal y jurídico para ello. Se conseguirá o no, pero rendirse no es una opción. Y plegarse a los 'consejos' de los gerifaltes nacionales del PSOE, tampoco.