El debate
Opinión | Puerta Purchena ·
El papelón de Pedro Sánchez será difícil de olvidar, aunque al final va a ser uno de los más beneficiado por el esperpento esteHoy es el gran día. Esta noche tenemos debate. Y por si no querías caldo, toma dos tazas, que se dice, mañana habrá otro debate. ... Y mientras unos debaten sobre el debate yo sigo echando de menos muchos temas que los partidos no afrontan porque les son incómodos y evitan exponerse a toda costa. El debate -los debates- no va a arrojar luz sobre estos temas, y no lo va a hacer porque el debate, en definitiva, no es un debate. Un periodista -dos periodistas- que introducirá los bloques sobre los que hay que hablar a los 'contendientes', para luego limitarse a cronometrar los tiempos y a que nadie sobrepase el estipulado y a evitar salidas de tono. O sea, un debate -dos debates- sin fundamento que diría Arguiñano.
Y como a la postre vamos a tener dos debates ya nos creemos que somos los inventores de la democracia, aunque para llegar al debate de esta noche y al de mañana más de uno haya hecho el ridículo por el camino y haya demostrado que esto de la democracia no lo es tanto. El papelón de Pedro Sánchez será difícil de olvidar, aunque al final va a ser uno de los más beneficiado por el esperpento este. Si el presidente en funciones y candidato a pagar el IBI de la Moncloa los cuatro próximos años adopta su papel institucional de presidente y es capaz de lanzar con claridad su mensaje a los electores sin caer en provocaciones dialécticas, lo va a tener más fácil que el resto y saldrá airoso. Desde mi punto de vista el primer debate es determinante para los cuatro aspirantes a la presidencia del Gobierno. Y lo es, sobre todo, por dos motivos. Uno porque no sé yo hasta qué punto son decisivos sobre los indecisos. Yo más pienso que un debate sirve (salvo que se haga un clamoroso ridículo) para que los fieles experimenten un subidón en torno a su líder. Y dos, porque si un debate de las características propias de los que se celebran en España es tedioso no le digo nada dos debates dos días seguidos. Yo seguramente veré los dos debates (emojí de duda), pero dudo mucho que el común de los mortales los vea. Posiblemente soporte uno -y no sé si entero-, pero dos permítame que lo dude.
Ahora bien, lo que me parece un esperpento es que en este país que nos creemos inventores de la democracia no tengamos estas cosas resueltas. Y por resueltas entiendo yo que debería estar regulada la obligatoriedad de debatir, en la manera que se recoja en una ley parlamentaria consensuada por todos los partidos, pero contemplada. Lo mismo que se debería recoger quién puede o no puede organizar debates; o quién puede o no puede asistir a los mismos. Entiendo perfectamente que la Junta Electoral Central no autorice la presencia de Vox en un debate porque no tiene representación parlamentaria; pero esa desautorización entiendo que debe regir para una televisión pública que esté obligada, además, a repicar la señal al resto de televisiones. Ahora bien, no entiendo esa injerencia en la labor de un medio privado. Yo desde este periódico puedo plantear el debate que desee y ofrecerlo, digamos que por internet, y no creo que ninguna junta electoral deba prohibírmelo. De todas maneras en cuestión de democracia aún nos queda camino por recorrer. A estas alturas, aun no comprendo que no estén limitados todos los mandatos y que pueda haber parlamentarios o senadores que acumulen años y años. Como tampoco entiendo que en unas elecciones municipales haya alcaldes o concejales a los que pagamos todos que estén años y años en una lista, aunque su capacidad sea ninguna. ¿Hablarán de eso en los debates?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión