En la 51º Edición del Foro Económico Mundial (WEF) que cada año se celebra en los Alpes suizos del Monte de Davos (Ginebra), el invitado ... de honor ha sido Xi Jinping, el presidente de la República Popular China. El Foro de Davos fue fundado por el profesor alemán de economía Klaus Schawb y reúne a los principales líderes empresariales, políticos, periodistas e intelectuales. En la sesión inaugural, este marxista introducía al secretario general del PCCh: «Tenemos que comenzar una nueva era global». Se trata del 'Sueño Chino' de establecer un nuevo orden mundial en el que: «Los valores occidentales serán puestos a prueba». Este mensaje enviado virtualmente desde Pekín al mundo, por el estadista chino con mayor poder después de Mao Tse-Tung, propugna un cambio hacia «el socialismo global moderno». La nueva 'Gran Jugada' del 'modelo chino' consiste en arrebatar la hegemonía mundial a los EEUU, librando esa guerra en el Pacífico. La legitimación del país asiático para augurar que «el mundo ya no será como antes», radica en representar el 'Everest' de la economía con un crecimiento del 2,3% durante la pandemia; en veinte años su renta per cápita se ha multiplicado por diez.
Después de que todas las economías hayan sufrido importantes pérdidas, habría que preguntarse a quién beneficia la sospechosa gestión de la expansión del virus de Wuhan. El pensamiento político del dictador de 1.400 millones de asiáticos, pretende acallar las otrora protestas de la plaza de Tiananmén de 1989, por una política de expansionismo económico. Para Xi Jinping: «La política es guerra sin derramamiento de sangre, mientras que la guerra es política con derramamiento de sangre»; ahora se trata de superar las 'guerras del Opio' mediante cálculos geoestratégicos. La guerra política en este caso reside en la economía, con el proyecto de 2013 de la 'Nueva ruta de la Seda' u 'OBOR' ('One Belt, One Road'; Una Franja, Una Ruta), para establecer un conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios comerciales sino-europeos. La vía terrestre une China, Eurasia, Oriente Medio, Europa y África. La vía marítima abarca los países del mar de China Meridional, los del océano Índico, hasta pasar desde el mar Rojo al Mediterráneo por el Canal de Suez. Esta audaz visión estratégica y diplomática ha llevado al gigante chino a realizar proyectos de inversiones en más de 65 países, en un 60% de la población mundial; representa la odisea homérica de un caballo de Troya (Occidente). Además, cuenta con el desarrollo de sus propias inversiones en 'Big data' como Xiomi, Alibaba y Huawei, que nada tienen que envidiar a las 'Big Tech' estadounidenses de Apple, Google, Facebook y Twitter que monopolizan las comunicaciones occidentales.
Este 'Big Brother' orwelliano se hace mucho más preocupante en un régimen en donde la libertad y la democracia son una quimera. El control represivo de la información lo han aplicado a los 22 millones de uigures, en Hong Kong («un país, dos sistemas»), en Taiwán, a los tibetanos o a los cristianos en la clandestinidad. Las organizaciones de derechos humanos han denunciado los secuestros y muertes de disidentes ideológicos, de médicos y periodistas durante la pandemia. El único que se enfrentó al dragón asiático fue la Administración Trump, en una declaración de guerra comercial y arancelaria. De ahí las proclamas de Xi Jinping de que «El modelo capitalista, la economía abierta, no puede funcionar en este entorno»; debe decirlo por Venezuela, Irán o Rusia. Esta invectiva comunista no ha tenido la réplica en los líderes europeos como Merkel o Macron, que, ensimismados en la corrección política y el relativismo moral, venden su alma a cambio de un Plan Marshall chino. Ni siquiera la Administración Biden-Harris ha contrarrestado este proyecto estratégico; quizás, como denunciara el anterior inquilino de la Casa Blanca, por los turbios negocios del hijo del vicepresidente de Obama con el país asiático. En nuestro país la Agenda 2030 la dirige Pablo Iglesias. La promesa marxista-leninista del paraíso terrenal la pregona ahora el profeta Xi: «No poseerás nada y serás feliz»; es 'El Gran Reinicio' que propone este hábil dictador con cara sonriente. Su pulsión liberticida dicta hasta lo que tenemos que comer (nada de carne): la nueva religión 'greta-ecologista'. Pretenden engañarnos como a chinos con sus cuentos (chinos) de resetear la historia de hace un siglo, para tropezar de nuevo con la misma china.
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