Vamos a ser amigos
Ese espíritu legionario de confianza en tus camaradas hace que a cada paso que das sepas que, detrás de ti, tienes al resto de ese grupo tan diferente.
David Gómez
Jaén
Domingo, 20 de abril 2025, 23:13
Ando o, anduve documentándome, para mi siguiente novela, en la historia de La Legión; sus inicios, sus gestas, sus luces y sus sombras. Hombres que, ... de dispares lugares de origen, de alta alcurnia y de baja estofa, se unieron bajo un solo banderín; y ahí acabaron las diferencias. Los que me siguen en esta columna sabrán de mi pertenencia a la cuadrilla del Mayor Dolor en Linares. Sucedió hace muchos años, cuando Curro y Cobi llenaban los anuncios de la televisión; el por qué sucedió es aún un misterio para mí. El caso es que, cada Madrugá, nos juntamos un grupo muy heterogéneo, y cuando digo «muy», me refiero a que es como cuando vamos a tomar café y el camarero pregunta ¿qué van a tomar? No hay dos iguales. Pero que, al ponerte el costal, somos todos uno.
Salvando las diferencias, pertenecer a esta cuadrilla me ha ayudado mucho a entender ese aspecto tan peculiar de La Legión. La lealtad a quienes sudan a tu lado, a quienes pelean codo con codo hace que, a pesar de sufrir disentería, puedas erguirte y continuar caminando junto a los tuyos. Esa amistad que, obliga (y sé que «obliga» no es la mejor manera de definirla), cuando escuchas «vamos a ser amigos» a dejarte matar o enterrarte en kilos por quien lo dice. Esa camaradería que «obliga» a no dejar a nadie atrás a pesar de que crea que ha llegado su última hora en el campo de batalla. Ese espíritu legionario de confianza en tus camaradas hace que a cada paso que das sepas que, detrás de ti, tienes al resto de ese grupo tan diferente, tan peculiar, que te da fuerza y a pesar del miedo das otro paso más, y otro, y otro; y así, paso a paso, se gana la pelea. Juntos. Siendo uno.
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