El cuarto poder

Lo ocurrido en RTVE es de una vergüenza para la profesión periodística que debería tener consecuencias. Los periodistas decentes deben actuar; se ha normalizado que no se permitan hacer preguntas en comparecencias públicas; y si se hacen, se admite la respuesta dada aunque nada tenga que ver con lo preguntado; los bloqueos, las líneas rojas, la censura, las cortinas de humo mediáticas han socavado el periodismo que recibe ahora, con la imposición, el tiro de gracia.

La destitución de la presidenta de RTVE y el nombramiento de su sustituta, una militante socialista que acabó en el puesto 86 de 95 en el concurso para poder formar parte del Consejo de RTVE, ha puesto de relieve con una claridad total que el cuarto poder está por debajo del gobierno. Que las editoriales periodísticas giran en torno a intereses económicos por parte de quienes las auspician y, no sociales, es algo que todos sabemos y que, en cierta medida, se puede tolerar en medios privados, 'ca uno es ca uno', pero nunca públicos. Sin periodismo libre, crítico e independiente no habrá libertad sino dictadura.