El tren de la risa
«Al final, cada verano en Almería tiene algo de chiste costumbrista. Tenemos calor sofocante, festivales o feria de turno, y la promesa eterna de que 'el año que viene' el tren irá más rápido»
David Baños
Periodista
Domingo, 10 de agosto 2025, 21:30
No sé si cada verano que pasa nuestra vida es más peligrosa. Tal vez sea la edad la que perturba la perspectiva. Entre ahogados, rescatados ... en acantilados, tiroteos, accidentes de tráfico y operaciones antidroga, Almería parece el Bronx al otro lado del charco. A lo peor estoy exagerando. Estamos en agosto y, si no fuera por los sucesos, poco más habría de lo que escribir en los periódicos.
Siempre nos quedarán los festivales. Atrás quedaron los conciertos de un solo grupo o de un solista; a lo sumo incluían algún telonero en sus giras. Hoy el verano musical vibra a base de festivales. Todos quieren el suyo y hacen lo imposible por diferenciarse, aunque a mi edad casi todos suenan —con perdón— igual.
Pasó el Dreambeach y, milagrosamente, sin tanto alboroto. Será cosa mía, pero esta vez apenas sonaron las críticas de antes. No estuve allí. Lo único que logré ver fue el desmontaje de las estructuras, un domingo cualquiera camino a la playa del Cabo de Gata. No soy festivalero, pero no me hubiera importado ver un rato a un Will Smith que, como a tantos de mi generación, me recuerda a El Príncipe del Bel-Air ¡Nos reímos tanto con sus locuras y estridencias! Sorprende recordar que hace tres años soltó un tortazo en los Oscar y de crucificado ha vuelto a pasar a ídolo.
Para festival con acento almeriense, el Cooltural. Lo hemos visto crecer desde el principio y ha sabido abrirse un hueco en una agenda nacional saturada de citas estivales. Genuino, con ADN almeriense. Tan grande que, además, tira de la anodina Feria de Almería. ¿Cómo será ésta de 2025? De entrada, pinta igual que las últimas. Cada vez perdemos más oportunidades de reinventarla. Hacen falta valentía y presupuesto. Almería se merece la mejor feria posible, acabando de una vez por todas con esa absurda diferencia entre el mediodía y la noche.
No es Málaga, ni Jerez, tampoco Sevilla. Por primera vez en décadas no habrá caseta de El Trinquete-Los Cabales en el recinto nocturno. Una decisión sensata, teniendo en cuenta los costes y las prioridades del público. Esta asociación cultural más veteran de la feria montará ahora su 'cuartel general' en la Casa de los Leones, en pleno centro. Pinta bien la nueva propuesta.
En la feria no falta nunca el Tren de la Bruja, a pesar de que por aquí disfrutamos todo el año de otro tren, el de la risa. Me pregunto por qué no sacan en sucesos los trayectos del tren hacia o desde Almería. Ese medio de transporte que, para desgracia de esta provincia, es más pieza de museo que servicio público. Este verano, el Almería-Madrid es oficialmente más lento: 23 minutos añadidos de viaje gracias a «limitaciones de velocidad» en varios tramos. Así, en lugar de siete horas, son siete horas y un buen pico. Casi una temporada completa de tu serie favorita. Encima, la cobertura en el trayecto es lamentable.
La Mesa del Tren lo califica como «el peor servicio de la historia» y no es exageración: retrasos de más de hora y media, averías semanales y viajeros condenados a hacer transbordos en autobús como si estuviéramos en el siglo pasado. Todo mientras en Málaga, Sevilla o Valencia el AVE va y viene como si fueran taxis.
Y no, no es solo una cuestión de turismo. Es una cuestión de dignidad. Porque la incomunicación también te encierra. Nos llenamos la boca hablando de conectar la ciudad con el mundo mientras seguimos aislados por raíles oxidados y horarios de chiste. Aquí el tren no es una alternativa: es una penitencia.
Al final, cada verano en Almería tiene algo de chiste costumbrista Tenemos calor sofocante, festivales o feria de turno, y la promesa eterna de que «el año que viene» el tren irá más rápido. Un clásico, como las sardinas en la playa o el botellín sudando en la mesa. Por suerte las sardinas y la cerveza siempre llegan a tiempo.
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