Remontar el vuelo

Sin embargo, los almerienses no somos capaces de sacarle más partido. Las escasez de rutas, frecuencias y el alto precio de los billetes juegan en nuestra contra. ¿Cuántas veces ha llegado a la terminal de salidas y se ha encontrado sólo pasando por el arco de seguridad? En demasiadas ocasiones resulta desoladora la imagen de sus enormes espacios forrados de mármol blanco de Macael.

Esto que para algunos podría parecer una opinión subjetiva, no es más que una realidad avalada por los números del aeródromo de El Alquián. Todavía no ha sido capaz de recuperar el volumen de viajeros anterior a la pandemia. Aún no ha podido rescatar un cuarto del tráfico de personas registrado en 2019. Con este panorama se puede afirmar que es el aeropuerto con vuelos regulares que peor se comporta de toda España.

Durante los nueve primeros meses del año sumamos poco más de seiscientos mil pasajeros, mientras que otros de nuestro entorno superan con creces los setecientos mil, como es el caso de Granada o de Murcia. Los que van como un tiro son Asturias, Vigo, Santiago de Compostela, Lanzarote, Málaga o Valencia, que ya se han olvidado de la covid.

Con la llegada del otoño, el panorama de nuestro aeropuerto no puede mejorar, ya que numerosas rutas se esfuman, como es el caso de Manchester, Dusseldorff, Dublín, Bruselas, Luxemburgo, Praga, Varsovia o París. En noviembre once rutas internacionales dirán adiós hasta nueva orden.

Tener un aeropuerto dinámico y activo es fundamental para el desarrollo económico y social de la provincia. De manera especial aquí, que el tren no es una alternativa real como en otros territorios. La realidad de las comunicaciones aéreas de Almería bien merece un debate entre todas las administraciones públicas y representantes de los distintos sectores privados para la búsqueda de soluciones.

Con nuestro clima, nuestras playas, la oferta hotelera o gastronómica que tiene la provincia no se entiende que el aeropuerto no levante el vuelo tres años después de que se declarase la pandemia. Si el número de pasajeros no crece, el turismo se resiente. Descienden los viajeros extranjeros y hay que recuperarlos con nacionales, que tienen más fácil desplazarse por carretera.

No perdamos de vista tampoco el comportamiento de los precios y la economía de las familias. Almería es la provincia andaluza donde más sube el IPC y la quinta de España. Dónde más se acusa la inflación es en los carburantes, electricidad, bebidas, paquetes turísticos o restauración.

Combatir la estacionalidad se hace más difícil si se reducen las conexiones aéreas. A pesar de la tormenta del pasado sábado, aquí todavía nos quedan muchos buenos días de sol y de temperaturas suaves antes de que la navidad asome.