Somos lo que consumimos
«Lo que antes decidía la publicidad, hoy lo marcan las redes, los foros, las conversaciones cotidianas. El boca a boca se ha digitalizado y, con él, la capacidad de influir»
David Baños
Periodista
Domingo, 12 de octubre 2025, 23:06
Cada vez que llenamos el carro de la compra, estamos votando. No con papeletas, sino con productos. No en urnas, sino en estanterías. Y aunque ... no lo parezca, esa elección tiene más poder transformador que muchos discursos. Porque detrás de cada lechuga, cada envase, cada etiqueta, hay una historia que el consumidor puede reescribir.
Este martes, en Pulpí, la V Jornada de la Cátedra Primaflor-UAL pondrá el foco en ese protagonista silencioso: el consumidor. Lo hará con voces autorizadas como Ignacio González, que ha pilotado gigantes del gran consumo, y César Valencoso, que lleva dos décadas radiografiando nuestros hábitos desde Kantar. Pero más allá de los datos y las tendencias, lo que se debatirá es una pregunta incómoda: ¿estamos preparados para asumir el papel que nos corresponde?
Porque si algo hemos aprendido en las cuatro ediciones previas —y lo digo como moderador que ha vivido cada una desde dentro— es que la alimentación no cambia solo desde el campo o la industria. Cambia desde el carrito. Desde la conciencia. Desde ese momento en que decidimos si queremos frescura o ultraprocesado, cercanía o anonimato, sostenibilidad o indiferencia.
Y no, no se trata de culpabilizar. Se trata de empoderar. De entender que el consumidor no es el último eslabón de la cadena, sino el primero. Que su mirada puede redibujar el mapa agroalimentario de Almería, de España, del mundo. Que cuando exige trazabilidad, respeto al medio ambiente o condiciones laborales dignas, está sembrando futuro.
En Pulpí se hablará de distribución, de mercado, de innovación. Pero también de valores. Porque el gran consumo ya no se mide solo en toneladas, sino en coherencia. Y eso nos afecta a todos. ¿Qué tipo de alimentación queremos? ¿Qué tipo de sociedad estamos alimentando?
La Cátedra Primaflor nació para tender puentes entre universidad, empresa y territorio. Hoy, cinco años después, ese puente se extiende hacia el consumidor. Y no es casualidad. Es una evolución lógica. Porque si queremos una agricultura sostenible y una alimentación saludable, necesitamos consumidores conscientes, exigentes, valientes.
El consumidor ya no es solo receptor de campañas, sino generador de tendencias. Lo que antes decidía la publicidad, hoy lo marcan las redes, los foros, las conversaciones cotidianas. El boca a boca se ha digitalizado y, con él, la capacidad de influir. Un vídeo viral sobre el origen de un producto puede cambiar la curva de ventas. Una etiqueta mal entendida puede generar rechazo. La transparencia ya no es una opción: es una exigencia. Y eso obliga a todos los eslabones de la cadena a mirar más allá del precio y la logística. A mirar al consumidor como aliado, no como objetivo.
Por eso, esta jornada en Pulpí no es solo una cita técnica. Es un termómetro social. Un espacio donde el sector se escucha y se explica. Donde la agricultura intensiva se desnuda ante el consumidor para mostrar su esfuerzo, su evolución, sus dilemas. Y donde el consumidor, si quiere, puede dejar de ser espectador para convertirse en protagonista. Porque transformar la alimentación no es tarea de unos pocos. Es una responsabilidad compartida. Y empieza, como todo cambio profundo, por una pregunta sencilla: ¿qué historia quiero contar con lo que como?
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