Dana socialista para el nuevo régimen

No vamos a negar que el modelo periodístico mediterráneo se ha caracterizado tradicionalmente por su conjugación con el poder político y su (con)fusión de agendas. Pero el nivel de sectarismo, descaro y matonismo al que han llegado los llamados medios 'progresistas' en los últimos años se asemeja más a un tipo ideal de prensa propagandística de cualquier dictadura que a una anomalía tolerable en una democracia. Algunos dirán que aún nos quedan las elecciones libres, pero que el PSOE siga manteniendo un suelo del 20% de voto y hasta se esté recuperando en las últimas encuestas debe mucha de su explicación al 'holding' comunicativo que tiene, esencialmente, en el País y la Ser, con la Sexta como telonera, y que se dedican las 24 horas del día a lavarle el cerebro a todos sus oyentes, lectores o espontáneos despistados. En el PP solo existen dos políticas que han entendido que no se enfrentan solo a los partidos que le hacen oposición, sino a toda una dana político-mediática que van a llevar hasta el límite los huracanes de intoxicación y de fiebre totalitaria con tal de blindar el nuevo régimen sanchista que quieren imponernos por la puerta de atrás, a pesar de que van con bocinas y vuvuzelas en su quehacer cotidiano.

Pero por mucho ruido que hagan los trompeteros del sanchismo, siempre tienen la suerte de encontrar enfrente a una derecha bastante sorda y dramáticamente ciega, donde muy pocos conservan el olfato y que hace unas semanas casi le estafan con el pacto para la reforma del CGPJ mientras tenían en el horno la reforma de la sedición y la malversación con el separatismo golpista anti-español catalán.

Desde que escribí el artículo 'El defecto Feijoo', no ha perdido ni una sola ocasión de callar para no confirmar que Mariano remasterizado es un desastre todavía más absoluto que el original. Pero es que hablamos de alguien que ha elegido a González Pons, un acreditado inútil y cursi hasta el dolor, como su mano derecha para tratar con la dana sanchista. Es estremecedor comprobar que en la derecha no existe ningún líder que demuestre solidez ni equipo a la altura del desafío del régimen socialista.

En este sentido, tras la manifestación del pasado domingo queda bastante claro que a la única que reconocen como alternativa es a Ayuso, mientras que Rayjóo puede que no llegue, ni siquiera, a ser alternancia. Causa mucha ternura leer encuestas donde aseguran que no sé cuánto porcentaje de votantes socialistas «rechazan la reforma de sedición» o que «libren a Griñán de la cárcel». También rechazaban el pacto con Herri Batasuna, y ahí siguen, votando al PSOE cuando la urna se abre.

Feijóo y Pons son de aquellos que piensan que Guillermo, Page y Lambán pertenecen al PSOE «decente y democrático»; y sueñan con la vuelta de Felipe en caballo blanco abriendo las puertas al PP para pactar grandes cuestiones de Estado. Pedro Tramp está dispuesto a culminar el cambio de régimen y piensa que puede seguir otros 4 años más en Moncloa. Nuestro país necesita algo más, mucho más, que Mariano Feijóo, pero el gallego lo está poniendo difícil. Tiene encima una DANA devastadora y no se le ocurre otra cosa que estar pidiendo que se retiren los coches de más de 10 años de vida.