Hablo de España y de algunos compatriotas que han llegado al paroxismo de la suspicacia extrema dentro de lo que podíamos denominar la cultura del ... dislate. Miguel Gila, del que en marzo de este año se cumplió el centenario de su nacimiento, hubiese sido hoy machacado literalmente por algunas frases de sus creativos e ingeniosos monólogos. De la misma forma que hubieran hecho con otros humoristas como Martes y Trece o Chiquito de la Calzada. Si sienten curiosidad busquen, a través de YouTube, algunas grabaciones y comprobarán que más de una escandalizaría a los tiquismiquis y melindrosos de turno.
Yo amé a Cataluña en mi tierna juventud, porque se me ocurrió echarme una novia que, además de guapa e inteligente, había nacido en Olot, municipio español gerundense famoso por su excelente salchichón. Lo cierto es que, hablando catalán en la intimidad, me enamoré de la olotense y del salchichón hasta la guita pero el amor es frágil y cuando nos adentramos en pormenores políticos un mal día nos emancipamos, abruptamente, recuperando nuestra independencia, que era una cuestión cantada.
La política es un juego complejo en el que unas veces se gana y otras se pierde. Hoy mismo se disputan el concejo municipal en la capital granadina, nada más y nada menos que 18 formaciones políticas. Sin ser adivino está claro que la suma de perdedores superará a la de los ganadores. Pero no quería yo desviarme de Cataluña, que no deja de darnos sorpresas dentro de la cultura del dislate, como ha ocurrido, recientemente, en la Escuela Táber de Sarriá, que ha decidido eliminar de su biblioteca infantil 200 publicaciones porque las consideran «tóxicas», «sexistas»... e incluso pueden desarrollar en niñas y niños «actitudes violentas». Entre los cuentos retirados de la biblioteca figuran 'Caperucita Roja' o 'La Bella Durmiente'. Desde muy pequeños, numerosas generaciones escucharon, leyeron o visionaron estas fantásticas historias sin que las autoridades sanitarias, hasta la fecha, hayan concluido que fueron o son perniciosas para la salud mental de los menores.
Yo me reí, de pequeño, con los enanos que actuaban con aquella trupe del Bombero Torero en las plazas de toros. No me reí del enanismo. No recibí esa malvada educación ni tampoco los enanos pretendían que se burlasen de ellos. La suspicaz idiotez se acrecienta en núcleos disparatados de nuestra sociedad. Un pub de la localidad de Benidorm está siendo investigado por la fiscalía por un presunto delito de odio hacia personas con discapacidad tras anunciar en la puerta del establecimiento y en su página de Facebook, en inglés: «¿Quiere alquilar un enano?» En 'Juego de tronos' aparece un enano alquilado por una productora para hacer una interpretación en la serie que acaba de finalizar. El programa televisivo 'Sálvame' ha contratado a un enano como colaborador, que bajo el nombre de Payasín aterrará a tertulianos e invitados tarta en mano. El enano de Benidorm quería crecer como persona y conseguir unos ingresos económicos como profesional del espectáculo. Un enano no tiene por qué ser necesariamente un discapacitado ni, por supuesto, tener complejo para realizar un trabajo que es reclamado por el público. Hay quienes exigen que se le quite la licencia de apertura al pub, pero no sabemos nada del enano.
Si curiosean en varias páginas de internet, observarán que hay muchos enanos y enanas que buscan trabajo, preferiblemente, como actores. ¿También les van a impedir ese derecho, en muchos casos por necesidad o como objetivo de superación, los tiquismiquis melindrosos?
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