Cuídense
El Poyete ·
Se apropian de las cifras positivas y endosan las que no lo son tantoantonio agudo martín
Domingo, 21 de junio 2020, 23:54
Cierro este Poyete. Acabo temporada con la mascarilla puesta mirando de soslayo a los parroquianos de calles y plazas hacerse a la idea, mientras van ... de aquí y para allá, a que el mundo ha cambiado, es distinto y lo va a seguir siendo por mucho que nos aferremos a la normalidad que ha trastocado para siempre el virus. Aún hay quien finge que no pasa nada y se siguen empeñados en colocar primeras piedras amontonados, eso sí con mascarilla, para salir en una foto en la que no se les reconoce. Siguen empeñados en mantener sus mítines dominicales ante los más cafeteros con distancia y gel hidroalcohólico de por medio, recomiendan el teletrabajo y ellos se siguen juntando en parques y paseos para salir en unas imágenes que el virus ha dejado obsoletas. Siguen gustando de visitar infraestructuras y de ir acompañados de una corte de fotógrafos corporativos y sujetafolios, tampoco renuncian a sus cohortes de uniformados con trajes Emidio Tucci y mascarillas de fantasía. No renuncian a fotografiarse en mitad de un camino a ninguna parte que acaba de ser bacheado. Se apropian de las cifras positivas y endosan las que no lo son tanto. Si no piensas y hablas como ellos te tachan de facha o de rojo. Apelan al diálogo haciéndose los sordos. Piden unidad y azuzan a las masas acosadoras a los que aún creen en la pluralidad y la discrepancia en las redes sociales que se han convertido en cadalsos en los que se practican autos de fe mientras se pasean a las víctimas a lomos de asnos virtuales con los sambenitos colgándoles del pecho.
El tren del odio se acelera y los maquinistas, con la mascarilla puesta, ordenan seguir echando carbón a la locomotora mientras que los gremlins de los raíles raen los pernos que sujetan las vías de la convivencia. Hay vagones en los que se esconden los muertos y otros de donde se sacan. Más madera jalean a izquierda y a derecha, más madera corean desde abajo y desde arriba. El convoy toma velocidad y hay ingenuos que se creen que con la ideología basta para contener o frenar los contagios. Sacan las cabezas por las ventanillas y saludan al borroso paisaje que van dejando atrás. El verano todo lo seca, piensan, y animan a ir a la playa, a la montaña con frases hechas y argumentario de partido. Su discurso es simple y efectivo dónde gobiernan los otros se muere más gente. Hay gente que se lo cree a pies juntillas. La gilipollez, como el universo, es infinita y muy democrática: no hay territorio en el que este partido esté generosamente representado. Fomentan la eliminación del adversario y la creación de grupos irreconciliables para seguir medrando en sus juegos de gobernanza que quieren llevar a los límites. Los Parlamentos se llenan de insultos y vacían de palabras. Nos aconsejan a los vecinos que guardemos al menos metro y medio de distancia de seguridad y ellos se lanzan al cuerpo a cuerpo cada vez que tienen ocasión. No cuestionan a sus líderes y amplifican todo lo que dicen diciendo que son infalibles y que si han errado ha sido culpa de los otros. Qué malos son todos menos los nuestros.
Cierro esta temporada el poyete negándome a ser del Barça, del Madrid, del Jaén, del Recre de Bailén o del Mancha Real si eso con ello me obligan a renunciar a que me guste el fútbol
Buen verano, cuídense y no sólo del Covid-19.
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