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Cromañones sueltos

La Zaranda ·

Los mecanismos neuronales que frenan la agresividad se ponen en marcha y Jekyll controla a Hyde.

Manuel Molina

Sábado, 10 de julio 2021, 23:23

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Cuando visito un lugar con restos arqueológicos humanos siempre me entrego al ejercicio de imaginar cómo sería el propietario de un molar, un resto de ... cráneo o una tibia, ¿qué sentiría en un contexto hostil donde la alerta máxima, la que preserva la vida, debería ser constante?, ¿cuál sería la relación entre propios y extraños?, ¿cómo serían sus emociones y cómo las llevaría a cabo desde una forma de vida en constante vigilancia? De hecho me ha llamado siempre la atención el proceso evolutivo hacia la domesticación humana, aquella luz mental que nos separa de los animales. Sería fascinante poder apreciar en una secuencia la evolución del cerebro hasta llegar a poder controlar los instintos primarios, a ejercer control sobre la conducta agresiva y primaria, la que se activa de manera repentina como respuesta a las provocaciones del entorno, a saber cómo un ser humano pudo controlar parte de su cerebro destinado a la dura lucha por la supervivencia. No sé si hablamos de la trascendencia de un invento como la rueda, pero puede estar cerca.

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